Cuando visité la Finca del Valle El Raposo, José, uno de los socios de la bodega, me explicó en detalle las particularidades del terroir: la tierra rojiza, pura arcilla con alto contenido en yodo; el microclima único que permite a las cepas amanecer cubiertas de gotas de rocío; el viñedo plantado en espaldera y sin riego…

Todas estas particularidades son las que dan carácter y personalidad al vino; la etiqueta debía ser un reflejo de ellas.

A través de los sentidos nos adentramos en la complejidad de un terroir, un viñedo, un vino. Saboreando sus matices, adivinamos la diversidad que compone esta unidad rica y vibrante.