Música para camaleones es un lugar que recoge la forma de ver y mirar la vida, es la captura de momentos que no volverán a repetirse, algo mágico.
Detrás de música para camaleones se esconde Elisa, una fotógrafa vocacional que cambio toda su vida por dedicarse a su pasión, la fotografía.
En este proyecto desarrollamos una nueva marca, bajo una nueva identidad corporativa. Posteriormente se planteo una dirección de arte y se diseñó un sistema de retículas que nos marcó el camino para desarrollar piezas editoriales y una página web portfolio.
“Lo que más me gusta es la luz blanca y las personas honestas. El olor a higuera y el del mar. El paisaje desnudo de los Monegros, donde nacieron todos antes de mí. Las baldosas de Barcelona y el cielo de Madrid.”
El diseño de la identidad nace bajo los brazos de una de las grandes, Didot. Una dinastía parisina que se encargo de diseñar la tipografía Didot, un nuevo estilo romano moderno con su extrema tensión vertical.
El logotipo tipográfico redituado bajo esta tipografía tiene gran contraste entre palos finos y gruesos y sus rectas y finísimas serifas proporcionan una apariencia muy clara y elegante que representa de forma fiel el trabajo de Elisa.
La implementación de una palabra manuscrita “photo” le aporta al humanismo al proyecto y confronta con el propio logotipo, creando un combo de opuestos perfecto.
El trabajo fotográfico de Elisa es el eje principal de este bonito proyecto, la protagonista es su mirada y su forma de ver el mundo. Buscábamos dar un punto de color a estas historias tan bonitas que nos fuese fiel a la nueva marca, un color que representase la felicidad y la luz, que nos apartase alegría y energía.
“El teatro, leer a la sombra, ir descalza y hacer cosas con las manos. Los helados de pistacho.”
El diseño del catálogo sigue la línea editorial estudiada y desarrollada en la identidad corporativa previa. Creamos mini piezas editoriales diferenciadas por la tipología de trabajo fotográfico: bodas, infancia, editorial, documental…juntas todas ellas forman la colección M.
“Los muebles de los 50, ver películas en el cine, tornear arcilla y estar rodeada de plantas a las que cuidar. Las cosas sencillas, el chocolate con porras y las conversaciones largas. Los abrazos cálidos y largos.”
