http://arroznegro2015.bcnmes.com/474859/7961343/los-arroces-2015/toc-toc-adelante-de-sentimientoencontrados
TOC, TOC, adelante, adelante.
…treinta y nueve, cuarenta, cuarenta y uno, cuarenta y dos, cuarenta y tres, cuarenta y cuatro,…
- MmMmm..
cuarenta y cinco, cuarenta y seis,…
- Ven, sube, ven aquí.
- No, espera.
cuarenta y siete, cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, cincuenta.
Lentamente subí deslizando mi lengua desde sus pechos pasando por su cuello y terminando con un mordisco en la barbilla. La agarré del pelo y le di un tirón hacia atrás mientras mordía su labio inferior y penetraba mis dedos por debajo de su húmeda ropa interior. Ella se fundió en un gemido y tres minutos más tarde, el restaurante estaba al corriente de lo que en aquel baño había pasado.
Ella se bajó la falda y se subió las bragas. Yo me peiné con la mano, me subí la bragueta y le dije: “Bonita, todo un placer”. Abrí la puerta y me fui. Dejé la mesa y la cena a medias, fui a la barra a pagar la cuenta y desaparecí.
De camino a casa me cruzé con una prostituta. ¿Pago? Mejor me voy a tomar una copa. Entré en cualquier bar repleto de gente, divisé el ambiente, un par de morenas y una rubia, perfecto. ¿A cuánto la copa? ¡9 pavos! ¡Iros a la mierda! No merecían tanto la pena.
Llegando al portal de casa vi que la nueva vecina del 5º1ª volvía también. Tiene buen culo, seguro que folla bien.
- Hola, buenas noches.
- Hi.
- Oh! Good night. Are you new, aren't? Where are you from?
- I’m from London.
- Nice city.
- Yeah, but too crowded.
Cogemos el ascensor.
- Em, by the way, I know sounds weird but, do you wanna drink something?
- Haha, thanks but no.
- Are you sure? I have a really good Spanish wine at my place.
- Haha, I’m sure but I need to work tomorrow so, maybe another day?
- Okey, good night then.
- Good night, bye.
Pensé que las inglesas eran más frescas. Tópicos.
Y de nuevo ahí estaba, en mi piso, lleno de latas de cervezas y un par de ceniceros con los que se podrían hacer dos enormes esculturas de arena. Al fondo, junto al ventanal de deprimentes vistas, el lienzo. Enorme, inmensamente grande, y blanco, un blanco impoluto, un blanco terrible, delatador, vergonzoso, un blanco impotente. Lo miré y me entraron repentinas ganas de masturbarme. Cogí el portátil, una servilleta usada que había encima de la mesa y googleé “cachondas.com”. Cuatro minutos más tarde me volvía a encontrar en las mismas pero algo más aliviado. El alivio desapareció al ver de nuevo ese puto lienzo en blanco. Abrí la nevera, cogí una cerveza y me la bebí de un trago. Cogí otra y me armé de valor para empuñar el pincel. Vale, empecemos.
De repente, se me aparecieron las últimas tetas que había lamido compulsivamente 50 veces. Deseé volver a chuparlas y sentir de nuevo la húmeda cueva. No podía parar. No quería y quería al mismo tiempo, sentía que tenía un asqueroso monstruo negro y frío jugando dentro de mi cabeza. Tiré el pincel contra el suelo, me bebí la segunda lata de golpe y cogí la cazadora, las llaves y me fuí.
Deambulaba por las calles, en busca de carne fresca, o tan solo carne. Una hora más tarde recordé aquella prostituta que había visto. Chequeé mi bolsillo. 30 pavos. Me estaba consumiendo la beca en alcohol y drogas, y ahora necesitaba una sesión de terapia: una buena mamada y poder lamer compulsivamente 50 veces cualquier parte del cuerpo femenino. Ese era mi ritual, uno de los muchos que tenía para calmarme y sentir que tenía el control de algo en mi vida.
Media hora más tarde me encontraba follando salvajemente en un callejón oscuro en medio de la ciudad. Dos horas después regresaba a casa.
Al día siguiente me levanté a la hora en la que las familias españolas decentes se están echando la siesta. Nada en la nevera. Bajé al “paqui” a comprarme unos noddles y ahí estaba de nuevo, la “guiri" de culoimpresionantequesegurofollabienperoesunamojigata.
- Ey!
- Hi!
- Are you coming from work?
- Yeah, I’m so tired.
¿Eso es una indirecta por si acaso se me ocurre invitarla de nuevo a casa?
- Do you wanna drink a coffee? I know a really nice place, it’s close.
- Mmm…
- It’s just here, come on! Don’t be so tough with me!
- Haha
Se ha reído, está hecho.
- Okey.
Hora y media más tarde y tras dos cafés, sabía su nombre, edad, estudios, que le gustaban los perros pero era alérgica y que estaba soltera.
Me la quería tirar, definitivamente. Pero eran las seis de la tarde.
- Do you wanna go dinner tonight? I know a good Spanish restaurant.
- Yeah, I would love to!
Vaya, que sonrisa tan bonita. ¿Y sus tetas? No te has fijado en sus… ah sí, tiene dos, me vale.
Después de la cena acabamos en un bar tomando un whisky cola y un gintonic. A su tercer “gin” ella empezaba a estar chisposa.
Acabamos en el sofá de su piso, ella sentada de piernas abiertas y mi cabeza entre sus muslos, agarrándome del pelo y gimiendo como una dulce gatita de sonrisa preciosa. ¿Pero qué coño me pasa con su sonrisa?
… cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, cincuenta. Ella explotó en un chillido y se hizo el silencio. Me sequé la boca con la manga y subí lentamente besando su estómago, caderas, pechos, hasta llegar a su boca.
- No.
¿Qué? Me frenó en seco justo antes de aterrizar en sus labios.
- I’m sorry, I can’t do that.
Para una puta vez que voy a besar en la boca.
- I’m sorry, you met me at a very strange time in my life.
¿...?
De repente, tuve la sensación de estar frente a un espejo, un espejo algo turbio y distorsionado. Tras su explicación , se hiyo la luz. Escritora bloqueada por su miedo a no volver a crear algo bueno que usaba el sexo como escapatoria de su frustración e impotencia. Todo encajaba. Me importaban por igual sus tetas que su sonrisa porque en el fondo sabía que había encontrado mi medio limón, ácido, fuerte y adictivo.
“Okay, it's my turn”. De aquí, o me manda a la mierda, o nos casamos y tenemos hijos.
En el fondo soy un romántico.
…treinta y nueve, cuarenta, cuarenta y uno, cuarenta y dos, cuarenta y tres, cuarenta y cuatro,…
- MmMmm..
cuarenta y cinco, cuarenta y seis,…
- Ven, sube, ven aquí.
- No, espera.
cuarenta y siete, cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, cincuenta.
Lentamente subí deslizando mi lengua desde sus pechos pasando por su cuello y terminando con un mordisco en la barbilla. La agarré del pelo y le di un tirón hacia atrás mientras mordía su labio inferior y penetraba mis dedos por debajo de su húmeda ropa interior. Ella se fundió en un gemido y tres minutos más tarde, el restaurante estaba al corriente de lo que en aquel baño había pasado.
Ella se bajó la falda y se subió las bragas. Yo me peiné con la mano, me subí la bragueta y le dije: “Bonita, todo un placer”. Abrí la puerta y me fui. Dejé la mesa y la cena a medias, fui a la barra a pagar la cuenta y desaparecí.
De camino a casa me cruzé con una prostituta. ¿Pago? Mejor me voy a tomar una copa. Entré en cualquier bar repleto de gente, divisé el ambiente, un par de morenas y una rubia, perfecto. ¿A cuánto la copa? ¡9 pavos! ¡Iros a la mierda! No merecían tanto la pena.
Llegando al portal de casa vi que la nueva vecina del 5º1ª volvía también. Tiene buen culo, seguro que folla bien.
- Hola, buenas noches.
- Hi.
- Oh! Good night. Are you new, aren't? Where are you from?
- I’m from London.
- Nice city.
- Yeah, but too crowded.
Cogemos el ascensor.
- Em, by the way, I know sounds weird but, do you wanna drink something?
- Haha, thanks but no.
- Are you sure? I have a really good Spanish wine at my place.
- Haha, I’m sure but I need to work tomorrow so, maybe another day?
- Okey, good night then.
- Good night, bye.
Pensé que las inglesas eran más frescas. Tópicos.
Y de nuevo ahí estaba, en mi piso, lleno de latas de cervezas y un par de ceniceros con los que se podrían hacer dos enormes esculturas de arena. Al fondo, junto al ventanal de deprimentes vistas, el lienzo. Enorme, inmensamente grande, y blanco, un blanco impoluto, un blanco terrible, delatador, vergonzoso, un blanco impotente. Lo miré y me entraron repentinas ganas de masturbarme. Cogí el portátil, una servilleta usada que había encima de la mesa y googleé “cachondas.com”. Cuatro minutos más tarde me volvía a encontrar en las mismas pero algo más aliviado. El alivio desapareció al ver de nuevo ese puto lienzo en blanco. Abrí la nevera, cogí una cerveza y me la bebí de un trago. Cogí otra y me armé de valor para empuñar el pincel. Vale, empecemos.
De repente, se me aparecieron las últimas tetas que había lamido compulsivamente 50 veces. Deseé volver a chuparlas y sentir de nuevo la húmeda cueva. No podía parar. No quería y quería al mismo tiempo, sentía que tenía un asqueroso monstruo negro y frío jugando dentro de mi cabeza. Tiré el pincel contra el suelo, me bebí la segunda lata de golpe y cogí la cazadora, las llaves y me fuí.
Deambulaba por las calles, en busca de carne fresca, o tan solo carne. Una hora más tarde recordé aquella prostituta que había visto. Chequeé mi bolsillo. 30 pavos. Me estaba consumiendo la beca en alcohol y drogas, y ahora necesitaba una sesión de terapia: una buena mamada y poder lamer compulsivamente 50 veces cualquier parte del cuerpo femenino. Ese era mi ritual, uno de los muchos que tenía para calmarme y sentir que tenía el control de algo en mi vida.
Media hora más tarde me encontraba follando salvajemente en un callejón oscuro en medio de la ciudad. Dos horas después regresaba a casa.
Al día siguiente me levanté a la hora en la que las familias españolas decentes se están echando la siesta. Nada en la nevera. Bajé al “paqui” a comprarme unos noddles y ahí estaba de nuevo, la “guiri" de culoimpresionantequesegurofollabienperoesunamojigata.
- Ey!
- Hi!
- Are you coming from work?
- Yeah, I’m so tired.
¿Eso es una indirecta por si acaso se me ocurre invitarla de nuevo a casa?
- Do you wanna drink a coffee? I know a really nice place, it’s close.
- Mmm…
- It’s just here, come on! Don’t be so tough with me!
- Haha
Se ha reído, está hecho.
- Okey.
Hora y media más tarde y tras dos cafés, sabía su nombre, edad, estudios, que le gustaban los perros pero era alérgica y que estaba soltera.
Me la quería tirar, definitivamente. Pero eran las seis de la tarde.
- Do you wanna go dinner tonight? I know a good Spanish restaurant.
- Yeah, I would love to!
Vaya, que sonrisa tan bonita. ¿Y sus tetas? No te has fijado en sus… ah sí, tiene dos, me vale.
Después de la cena acabamos en un bar tomando un whisky cola y un gintonic. A su tercer “gin” ella empezaba a estar chisposa.
Acabamos en el sofá de su piso, ella sentada de piernas abiertas y mi cabeza entre sus muslos, agarrándome del pelo y gimiendo como una dulce gatita de sonrisa preciosa. ¿Pero qué coño me pasa con su sonrisa?
… cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, cincuenta. Ella explotó en un chillido y se hizo el silencio. Me sequé la boca con la manga y subí lentamente besando su estómago, caderas, pechos, hasta llegar a su boca.
- No.
¿Qué? Me frenó en seco justo antes de aterrizar en sus labios.
- I’m sorry, I can’t do that.
Para una puta vez que voy a besar en la boca.
- I’m sorry, you met me at a very strange time in my life.
¿...?
De repente, tuve la sensación de estar frente a un espejo, un espejo algo turbio y distorsionado. Tras su explicación , se hiyo la luz. Escritora bloqueada por su miedo a no volver a crear algo bueno que usaba el sexo como escapatoria de su frustración e impotencia. Todo encajaba. Me importaban por igual sus tetas que su sonrisa porque en el fondo sabía que había encontrado mi medio limón, ácido, fuerte y adictivo.
“Okay, it's my turn”. De aquí, o me manda a la mierda, o nos casamos y tenemos hijos.
En el fondo soy un romántico.
