Delia Orella's profile

Poesía, discurso, reflexión

Única, universal, ecuménica, cósmica.
Blanca, hipnótica, mágica.
Reluciente, radiante, brillante.
Sin ti los días serían mitades y las noches huérfanas,
las ciudades más oscuras 
y las mareas quietas.
Sin ti no saldrían los hombres lobo a aullar a lo alto de las colinas,
ni los vampiros de sus sarcófagos para respirar y sacudirse las polillas.
Sin ti las estrellas se quedarían desorientadas 
y las nubes desoladas,
los cielos de noche no se verían 
y los aviones chocarían.
Sin ti no habría parejas que se adentraran en las playas a media luz a tener sexo naufragado,
sin ti habría menos pasión,
emoción, nacimientos, estaría todo inacabado.
Sin ti nunca hubieran existido las películas de ovnis, ni esas escenas románticas en las que dos amantes, cada uno en una punta del mundo, miran al cielo, te ven, y suspiran mientras dicen que se sienten más cerca el uno del otro porque están observándote.
Sin ti no habrían existido las borracheras adolescentes en lo alto de los prados,
ni las caminatas nocturnas por los bosques y tejados.
Sin ti no habría niños que pudieran decir “te quiero de aquí a la luna”,
ni niñas que cantaran que quisieran ser más alta que tú.
Sin ti no existiría la brujería, ni las brujas, 
ni esos libros tan bonitos con ilustraciones que hablaran de ellas.
Sin ti los neandertales se habrían quedado aburridos en sus cabañas,
sin poder salir de fiesta por las noches y despertar tarde por las mañanas.
Sin ti las terrazas en los tejados no tendría sentido 
ni tampoco a media noche una copa de vino.
Sin ti no habríamos experimentado qué es mirar directamente a la luz,
ni habríamos visto eclipses,
ni existirían esas gafas de plástico tan feas de cristales negros que nos permiten mirarte 
cuando te juntas con el sol para entretenerte y hablarle.
Sin ti, quizá, la palabra “romántico” se transformaría, no tendría sino semántico,
flotaría en el aire, con cada una de sus letras y acento,
sin ser ni formar parte de un léxico auténtico.
Sin ti no se podría sentir esta calma,
ni el mundo se podría ir a la cama.
Sin ti yo estaría durmiendo.
Así que aquí te dejo, ahí arriba colgada,
porque si no me voy yo, tú, nada.
De mí, Mab Siteatreves Sueña, para tí, Otto Salta Valiente.
Supongo que esto empieza como todas las cosas e historias empiezan, por el principio.
Y nuestro principio se sitúa en un lugar del mundo de cuyo nombre no quiero acordarme… un día del año del que aunque quiera no recuerdo y en un tiempo lejano o cercano, según con qué se compare.
Ardua tarea la de describirte Otto, ardua tarea… eres tantas cosa a la vez, pero a la vez tantas cosas son las que dejas de ser, ¡Así! ¡De golpe! Sin darme ni darte cuenta… Porque cuando te conocí la locura te envenenaba las venas, y la cordura se quedaba sin aliento al perseguirte incapaz de atraparte, y sin embargo ahora, es la cordura más sesuda, más juiciosa y más sensata la que mira a tu pasado por encima de hombro (pero no porque tu yo de ahora se crea superior al yo de antes, sino porque ahora estás más arriba del peldaño de la vida, de tu vida).
Tus apellidos te preceden, te dicen qué hacer en todo momento, atentan contra la libertad del cobarde (cobarde, esa cosa que tú no eres), mitigan la rugosidad del miedo, escandalizan a los tediosos, y a mí, a mi me producen lo que a un enfermo depresivo le producen unos gramitos de soma, calma. 
Te entiendo y me entiendes, tal vez los dos compartamos entendimientos en cuanto a cuestiones filochorricas de la vida se trate, caemos con gracia y con esmero en nuestro bucle de tonterías, compartimos la misma frase en el mismo momento y en el mismo instante (es entonces cuando tu/yo me/te digo “¡Vale ya! ¡Lo iba a decir yo!” y empezamos a reírnos sin más precedentes). Nos encanta hacer una de… “¿Salimos a tomar unos sueños?” y de paso nos contamos nuestras cervezas.
Somos curvilíneas que se dibujan en el tiempo de forma paralela, cabalgamos entre la muchedumbre y sopesamos cuánto costaría cambiar la vida del mundo, y una vez observamos la balanza inconclusa y desequilibrada, decidimos cerrar los ojos e intentar vivir con felicidad en nuestras legañas.
Pero siempre haremos una de Salta Siteatreves y ¡Sueña Valiente! Mezclamos nuestras catástrofes y alumbramos la cosa menos catastrófica que el ser dio al hombre, la compartida y altruista amistad.
Mab Siteatreves Sueña.
Siglo XXI. 2014. Crisis. Familias subsisten vendiendo lo que no usan. Empieza la compra/venta y alquiler del lenguaje.
Alto porcentaje de personas abandonan las palabras, la ortografía, la riqueza lingüística en pro de la supervivencia económica. El no uso de éstos términos promueve un nuevo mercado que se dirige a la autodestrucción de la libertad más primaria, la libertad de expresión, del pensamiento, de decisión. 
No existen palabras, no existe expresión, no existen pensamientos, sí la acción, PENSAR. Sin posibilidad de darle forma, ésta DESAPARECE. Sin acción no hay movimiento, sin movimiento no hay cambio, sin cambio no hay lucha, sin lucha hay opresión. 
Transformación de la persona en una pieza más del complejo engranaje que forma el yugo al que nos quieren someter. Somos una pieza más de la cadena de montaje, de la línea de producción. Producimos sin sentidos, cabezas vacías, sociedades no sociales, sin derechos, sólo deberes. 
Oprimidos, manipulados a merced de los altos cargos. Anulación completa del individuo.  Sumisión, obediencia. 
Somos zombies adormilados ante las injusticias que la simplicidad del lenguaje nos impide expresar. 
Si nos quitan las palabras, nos ahogan la libertad.
Quería dedicarte unas palabras, a ti, a la más caprichosa y soberana, para liberarme de ciertos temores que me acechan y más de una vez me han paralizado… Me intimidas con tus repentinos infortunios, me alegras con tus inesperadas sorpresas, me das y me quitas a tu antojo; y entonces yo, en la profundidad de la realidad de mi ser, me siento desconcertada ante tan poca seguridad. Dicen que la clave es aceptarte, saberte y conocerte que eres así, que tanto lo bueno, como lo malo, nos lo haces aparecer y desaparecer a tu antojo, sin tan siquiera preguntarnos si nos va bien justo en ese momento, o tal vez… podrías esperarte un poco, ¿No? Me das miedo, me aterras, porque me aterra sufrir, y más me aterra no poder tener el control de mi vida, que es tuya, porque a ti te pertenecen todas. Por más que me digan “lucha por tus sueños, persigue, ve a por lo que quieres”, luego eres tú, la que al final decide si sí, o si no. Y a veces siento que eres imbécil, y que no te quiero vivir, que ojalá fueras distinta, y entonces me choco contra un muro, y me vuelvo a chocar, y me hiero los puños y el alma y la salud intentando cambiar algo que es imposible, que es tu forma de ser y de actuar. Y quisiera llorar como un niño pequeño cuando se siente desamparado y sin unos brazos que acurrucar, quisiera llorar de impotencia, de rabia, de dolor, por qué me das, por qué, por qué ¡Por qué! Si cuando a ti se te antoje me lo vas a quitar. ¿Qué puedo esperar de ti entonces? ¿Qué ganas me das de experimentarte? Pues bien, me di cuenta hace poco, que a las personas has de quererlas con sus sombras y sus luces, y si no aceptas ambas partes, retira del juego a esa persona porque nada ya tienes que hacer con ella. Tú eres distinta. A ti no tengo más remedio que aguantarte, porque para eso hemos venido todos a este mundo, para soportarte, escucharte, conocerte, averiguarte, caminarte, disfrutarte, liberarte, sentirte, manejarte… Pero no eres fácil, amiga, no eres nada fácil. Y de a poco aprendo cómo funcionas, cómo maquinas, que lo que ahora me das sin yo querer y me quitas queriéndolo, es porque algo mejor me vas a mostrar. Y así sucesivamente, y así quiero pensar; porque sino no dejaría de odiarte nunca. Me trajiste al mundo siendo una persona cuadriculada, rígida, controladora… Y me lanzaste ante ti siendo tú todo lo contrario, libre, expansiva, abierta, incontrolable, ¿Cómo pretendías que me fuera a llevar bien contigo? Así que a base de palos y caídas, me has ido mostrando que vienes a este planeta siendo algo, pero luego, por el bien propio, tienes que crecer siendo quien de forma natural no fuiste. Supongo que a eso se le llama madurar, yo que sé. Me aburres. Me cansas. Te odio y te quiero. Me agobias. Lo siento, no quería echarte la culpa de mis problemas, sé que no lo haces a malas, sé que eres así y no puedes cambiar. Estoy aprendiendo a aceptarte y a quererte, pero no te puedo prometer que vaya a serme fácil, eres la que eres y yo soy la que soy. Estoy segura que encontraremos un punto en el que nos entendamos. Siendo sincera te diré que he empezado a cogerte el tranquillo, pero no te emociones, esto es un inicio muy prematuro. Sólo que me he dado cuenta que la única forma de vivir en paz es ACEPTAR LA REALIDAD y estar feliz por lo que ella me trae y se lleva, porque no hay más, así que, cuanto antes empiece a sonreír ante la grandeza de tu ser, cuanto antes me sienta agradecida por cómo actúas, antes encontraré mi calma, mi plenitud. Sin nada más que comunicarte, atentamente, una de tus siervas, Delia.
Poesía, discurso, reflexión
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Poesía, discurso, reflexión

"Discursos desde la conciencia" es un blog lleno de escritos míos que reflexionan sobre temas que me inquietan y motivan.

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