De brujas, divas y bestias
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El proyecto gira alrededor de tres universos que nacen con el objetivo de exaltar todo “lo otro” que me conforma. La bruja, la mujer libre de piedras y ramas, que abre puertas a nuevas comprensiones, viene de mi mamá. La diva, aquella que se representa de una forma distinta a la que debería ser, la de pequeños gestos, surge como un descubrimiento de mí mismo. Por último, la bestia, el organismo desproporcionado, de garras y mutaciones, nace de una relación con mi cuerpo. Las piezas se enmarcan dentro del espacio de un laboratorio donde las tres convergen, uno donde los limites de la realidad se expanden, donde el artificio del plástico se mezcla con la crudeza del totumo. Los recipientes son una manera de desbordar las proporciones de una olla, objeto de brujas, que choca con delicados gestos para agarrar y comer de ella. La perfumera exalta la diva, pero deforma su estructura y se confunde con una poción. Finalmente, el mortero celebra el absurdo de este mundo sin barreras al impedir llevar a cabo la acción de moler.
Perfumero
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Mortero
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Ollas
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