No todo iba a ser trabajar
De vez en cuando hay que evadirse.

Apostado tras la ventana, escondido detrás de la cortina, Paco observa con gran deleitea la niña de sus ojos. Sólo tiene 8 años, pero ya su contagiosa alegría le hace perder la razón.
Sus gráciles movimientos, su corta melena morena al viento, sus grandes ojos verdes y sus colorados mofletes causan la enésima fantasía de Paco.
Sabe que no debería hacer lo que está haciendo, pero no puede evitarlo: las piernasde la niña revolotean por su cabeza como en un patio de colegio.
 
Sin quererlo, vuelve a la escuela. Acaba de sonar la campana y sólo piensa envolver a casa y beberse toda la leche de la cabra Carmela.
No ha alcanzado aún el camino que lleva a su casa, cuando se encuentra con María.
A Paco le asusta hablar con ella, no sabe qué decirle. El miedo le tienetotalmente paralizado. Finalmente, es ella la que da el paso:
-      Hola Paco.
-      Hola María.
Caminan juntos un buen trecho sin decirse nada. A pesar de ser vecinos de toda la vida,Paco nunca se ha atrevido a hablar con ella. Es algo que le asusta, le aterra de tal modo, que mientras recorren los metros finales del camino, Paco siempre nota  que tiene la espalda totalmente empapada en sudor. Incómodo, no para de golpear compulsivamente todas las piedras que encuentra por el camino.
Cuando llegan a la altura de la casa de María, Paco, a la desesperada, piensa en invitarla a beber leche de cabra, pero cuando va a abrir la boca, María ya se ha metido dentro de casa.
Este instante que ha compartido con ella, perdurará en la memoria de él hasta elfinal de sus días. Sin embargo, ha sido tal el sufrimiento experimentado, quese promete a sí mismo que nunca más va a acompañar a María a casa.
Pero a los 3 días de tomada esta decisión y cansado de tener que caminar cinco kilómetros  más para poder llegar a casa sin que María le vea, Paco vuelve a sudar y a golpear las piedras del camino mientras la acompaña en silencio.
 
En la cama, Paco piensa en todo lo que va a decirle a María al día siguiente. Se le ocurren miles de frases ingeniosas y graciosas. Quiere hacerla reír, quiere ver esa sonrisa que ha visto otros días en el colegio dedicada exclusivamente a él.
Pero siempre que va a decirle alguna de esas frases, un fuerte nudo le atenaza la garganta impidiéndole decir ninguna de las frases que tenía preparadas.
El martes, Paco llega a casa solo después del colegio. María no ha ido a clase y Paco imagina que se ha puesto enferma. Desde su ventana, puede ver cómo el médico del pueblo entra y sale día y noche de la casa de María.
El corazón de Paco languidece a medida que pasan los días y María sigue sin ir alcolegio. Los rumores que corren por el pueblo hablan de tuberculosis. Paco no sabe nada sobre eso, pero su madre le ha dicho que es algo muy malo y que no debe acercarse a casa de los vecinos.
Se pasa el día mirando por la ventana con la esperanza de ver a María, pero nunca llega a hacerlo. A cada día que pasa, la preocupación de Paco va en aumento.
Al tercer martes, los crespones negros y las coronas de flores inundan la casa de los vecinos. María se ha ido.
 
Pero María ha vuelto. Nunca se fue. La está viendo ahora mismo. Está ahí, en la ventana de enfrente, poniéndose el pijama como todas las noches. Paco puede ver su cuerpo semidesnudo. Es real. Su menudo cuerpo parece hecho para ser bañado por los rayos de sol. Paco sueña con convertirse en uno de esos rayos  y tocar cálida y permanentemente su figura. Es tal el amor que siente por ella, que siente su corazón fallar, lo cual no le sorprende.
Desea con toda su alma poder acariciar su piel, abrazarla, decirle cosas bonitas al oído. Pero no quiere que ella le vea, le da mucha vergüenza lo que pueda pensar de él. Por eso se esconde tras las cortinas.
Y así, oculto tras las telas y mirándola embelesado, le sorprende el sonido de una llamada en su móvil. Sin apartar sus ojos de la niña, comienza a buscar el móvil en su bolsillo: debe ser su nieto el que llama. Pero este móvil nuevo es tan pequeño que su mano no logra encontrarlo a la primera. Su mano busca y rebusca pero no encuentra. Sus ojos, sin embargo, sí que encuentran algo: la mirada severa, desafiante, llena de odio y repugnancia del padre de laniña. 
 
Cuando por fin encuentra el móvil, éste ha dejado de sonar. Efectivamente, era su nieto el que llamaba. Paco va a responder a la llamada pero no llega a hacerlo porque suena el timbre de la puerta. Paco se dirige lenta y cautelosamentehacia ella. Seguro de que es el padre de la niña quien se encuentra detrás de la puerta, Paco piensa en cómo va a explicarle que lo que acaba de ver no es lo que parece.
Cuando abre y se encuentra frente a la mirada asesina del padre, Paco no sabe qué hacer.
-¡Maldito viejo verde! ¿No te da vergüenza? ¡Eres lo más repugnante del mundo! ¡Eres asqueroso! ¡Pienso denunciarte viejo pervertido!
Y sin esperar una respuesta por parte de Paco, le lanza un puñetazo en toda la cara que le hace caer al suelo.
 
Tirado en el suelo, en estado de inconsciencia, Paco echa a andar por el camino que va de la escuela a su casa. María está al lado suyo, acompañándole en silencio.Pero hoy Paco ha decidido actuar: Gallardamente, estira el brazo y coge de la mano a María. Ella le mira y le sonríe. Paco acerca su boca a su oído y le susurra:
-La felicidad es caminar contigo.
Ella no responde, pero le aprieta fuertemente la mano y siguen caminando mientras las sirenas de policía se acercan poco a poco.
La bombilla


Encerrado con otro hombre en una gran burbuja de cristal, Juan se preguntaba qué hacían allí sosteniendo entre ambos esa especie de bombilla.
Incómodo,se decidió a hablar con su acompañante:
-      Ho…Hola. ¿Quién eres?
-      Hola, soy Ernesto. ¿Nos conocemos?
-      Mmm…no. Creo que no te he visto en mi vida –Juan respondió con la mayor sinceridad. Sin ocultar nada.Pensaba que si era totalmente sincero con la otra persona, ésta también lo sería con él -.  ¿Sabes cómo hemos llegado hasta aquí?
-      No tengo ni idea –respondió Ernesto, también con total sinceridad -. ¿Tú sabes para qué sirve la bombilla?
Juan respondió que no. Y comenzó a preguntarse si aquello era realmente una bombilla. A simple vista lo era, con su estrecha rosca debajo y sus filamentos protegidos por la pequeña ampolla de vidrio. Pero su tacto era diferente, irradiaba algo. Fuera lo que fuese, Juan no lograba descifrar qué era y sabía que Ernesto tampoco.
Sin embargo, fue Ernesto quien dio con la solución.
-      ¿Crees que estamos aquí por algún motivo especial?
Antes de que Juan pudiera responder a Ernesto, la bombilla parpadeó.
-      ¿Has visto eso? – le preguntó un emocionado Juan a Ernesto- ¿Lo has sentido?
-      Sí…Es como si la bombilla hubiese respondido por ti a la pregunta. Es…increíble.
-      Hagámosle más preguntas– propuso Juan muy excitado-. ¿Qué hacemos aquí?
Pero la bombilla permaneció apagada.
-      Parece que sólo nos vaa responder ”sí” o “no” –apuntó Ernesto-.
-      Está bien. Déjame pensar…- Juan se tomó su tiempo. Tenía la certeza de que la pregunta que iba a formular resolvería la gran mayoría de sus dudas. Finalmente se decidió por hacer “esa” pregunta a pesar del miedo que le daba hacerlo -. ¿Estamos muertos?
La bombilla parpadeó.
La respuesta de la bombilla, lejos de deprimirle, le animó. Se sentía aliviado.Fue en ese momento cuando se percató de que la gravedad no ejercía su fuerzag sobre él. Era como si no tuviera peso.
Ernesto miró a Juan y le preguntó:
-      ¿Tú recuerdas haber muerto?
Juan hizo un esfuerzo intentando recordar. Pero no recordaba nada, sólo que se metió en la cama a dormir y que, sin comérselo ni bebérselo, había aparecido allí, en aquella burbuja sosteniendo aquella bombilla junto a aquel tipo llamado Ernesto.
-      No lo recuerdo. ¿Tú?
Ernesto,frunció un poco el ceño y respondió con la misma sinceridad con la que había empezado la conversación:
-      Recuerdo a un tipo apuntándome con su arma. Vi el fogonazo, pero tuvo que haber fallado, porque me fui a casa por mi propio pie y no había sangre por ningún sitio. Me eché adormir y aquí estoy, sosteniendo esta bombilla contigo.
-      ¿Un arma? ¿Qué eres?¿Una especie de delincuente o algo así?
Ernesto respondió con total normalidad:
-      El psicólogo de la cárcel dice que soy un caso típico de maníaco sexual. Pero yo prefiero llamarlo degustación gratuita-divertida de culos.
-      O sea, un violador -aclaró Juan -.
-      Sí. No puedo evitarlo.En cuanto veo un culito, me altero como un perro policía al oler un kilo de coca. ¿ A ti no te pasa lo mismo?
-      No – respondió Juan -.
A mí lo que me gusta es el dinero fácil – una media sonrisa orgullosa surcó fugazmente el rostro de Juan -.
-      ¿A qué te dedicas? –preguntó Ernesto bastante intrigado.
-      Trafico con los negros y los moros de las pateras. Me dan unos 4000 euros por cabeza (2000 si son niños) y les consigo una plaza en uno de nuestros “cruceros de lu…”
Juan no acabó la frase, acababa de averiguar qué hacía en esa burbuja con Ernesto. Sin embargo, optó por preguntárselo a la bombilla para salir de dudas. Agarrándola temblorosamente, la colocó a la altura de sus ojos y le preguntó:
-      ¿Estoy en el infierno?
Labombilla parpadeó.
-      ¿Voy a quedarme aquí para siempre?
Labombilla volvió a parpadear para, acto seguido, desintegrarse.
 
Desorientado, Juan miró a Ernesto en busca de una explicación a lo que acababa de ver. Pero Ernesto se limitó a encogerse de hombros y, tras mirarle de arriba abajo, le dijo a Juan una frase que Juan nunca olvidará:
-¿Sabes? Me gusta tu culo.
 MUERTE DE UN JEFE

Abro la cajonera y observo embelesado la belleza, la paz y el poder que irradia la Beretta.
En mi cabeza, alguien le ha dado al play y comienza a sonar “The end” de los Doors (http://www.youtube.com/watch?v=tIMCC_ziZ_o&feature=fvst).

Cojo la pistola, me levanto y me encamino hacia ese despacho que está al final del pasillo. Ese despacho en el que habita el mal. El culpable de mi invisibilidad. Ese al que nadie se atreve a llevarle la contraria. Ese que cree, ilusoriamente,que es el mejor en su trabajo. Otro looser como yo, pero que, por algún extraño motivo que nunca sabremos, tiene algo que tú no tienes.

El pasillo está vacío. Todo es calma y silencio. Ni siquiera se oyen mis pasos. Además de invisible soy insonoro.

Llego a la puerta y toco. La muerte también puede ser educada – pienso-.
Desde detrás de la puerta oigo responder a su casi mongólica voz:
-Adelante.

Abro la puerta.
Su cara al verme denota sorpresa, miedo y perplejidad a partes iguales. Y es que tal vez yo siga siendo invisible, pero la pistola que apunta a su cabeza no lo es.

En ese momento, la música de los Doors para. Él, intenta balbucear algo pero lo único que se oye es la explosión del primer disparo. Seguido del segundo, del tercero, del cuarto y del quinto.

Su cabeza estalla como una piñata de carne, hueso y, sorprendentemente, sesos.

La imagen es tan bella que me quedo un rato largo inmóvil deleitándome. Me doy la vuelta con una sonrisa de oreja a oreja en la cara y me dirijo a la salida.

En mi cabeza, alguien ha cambiado de cd y empieza a sonar Hypnotize de S.O.D.
(http://www.youtube.com/watch?v=LoheCz4t2xc&ob=av2n).

Salgo de la oficina sabiendo que nunca volveré. Jamás he sido tan feliz.
FRANK
Frank tiene una erección. La visita de la vecina tiene la culpa.
Frank es joven, tiene toda la vida por delante pero no sabe cómo aprovecharla. Sueña con ser alguien, tener un lugar en el mundo, pero le cuesta.
Por eso, ante lo abrumador del futuro, ha decidido masturbarse y, después, ya verá.
Frank se lo toma con calma, no tiene prisa. La papelera llena de Kleenex usados así lo atestigua. Pronto amanecerá y todo volverá a abrumarle pero, de momento, es feliz y está relajado: milagros de la masturbación.
RELATOS
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RELATOS

He aquí un par de relatos realizados durante un curso de relato corto de Fuentetaja. Y otros que irán saliendo a lo largo de los meses.

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