Le vin de merde es el rediseño de una curiosa botella de vino procedente de la región francesa Langudoc-Rosellón.

La etiqueta trata de responder con cierto humor e ironía a las continuas críticas que reciben los vinos de esta región.

En poco más de tres semanas, realizamos en equipo una revisión del posicionamiento de la botella respecto al mercado, atribuyéndole nuevos valores y un público específico para finalmente, de forma individual, elaborar y aplicar nuestras propias ideas.

La única condición: La mosca no podía desaparecer.

El briefing para comenzar a trabajar era claro: “Renovar la imagen del vino para que ésta se corresponda con la calidad actual del producto, manteniendo la ironía de la visión original de la marca.”

Con esto en mente, comenzó un proceso de lluvia de ideas, abocetado y pruebas. Proceso creativo en estado puro.

Con tal de llamar la atención en el lineal e incrementar la pregnancia de la etiqueta, se dispararon diferentes ideas por mi cabeza que me llevaron a una solución: Elaborar un lettering tipográfico que diese a entender la forma de una mierda. Escatológico, pero altamente eficiente.

Había que ser sutil y tratar de mantenerse en un lugar seguro, sin llegar a lo grotesco, pero sin dejar de ser gracioso.

En este punto las pruebas en Illustrator eran infinitas y poco convincetes. Claro, no todo iba a ser oro lo que reluce.

Finalmente encontré que era lo que fallaba. ¡Esa caca tipográfica no es bastante humana! Era demasiado sólida, definida, fría y digital.

La solución a este problema era llevar ese bloque tipográfico a la vida real. Mediante un proceso manual de troquelado, conseguí recrear esta forma espolvoreando los restos de lápices de cera a través del troquel, enmascarando así la forma que me interesaba.

Este resultado fue muy satisfactorio y eficaz. Este experimento, en conjunto a la mosca hecha a lápiz, escaneado a alta resolución quedaba perfecto. El diseño estaba listo para artefinalizar en inDesign y llevar a imprenta.