Habitar el horizonte

Conozco el horizonte desde niño, allí donde el sol aparecía detrás de los sembradíos y se ocultaba en el opuesto de la calle que pasaba frente a casa, lo conocí en todo su esplendor en el mar que baña las costas de una punta diabólica.

La línea del horizonte es ese límite que plantea esa dualidad platónica, ese contrapunto entre lo finito y lo eterno.

Emilia Casiva nos cuenta en el capítulo “Ante el experimento” del libro “La retirada, lloviendo, una octogésima parte del futuro.”… Que Thomas Mann en su última novela hace reflexionar al personaje principal sobre la condición de libertad de la vida. “…La vida de este Felix Krull, dice, es en cierto sentido, algo parecido a una obra de arte porque es esencialmente, un estafador.  Quiero decir: un constructor de ficciones (en este caso, sobre sí mismo). En la estructura de ciertas vidas, la ficción no es una ayudita de vez en cuando, sino columna vertebral de la propia realidad…”

“…Mann trae a cuento una categoría vieja y peluda, la metáfora… “ “…Vivir como un soldado, o como un presidente, o como un artista, pero sin serlo, “PODER VIVIR EN LA METAFORA, ESO SIGNIFICA REALMENTE LA LIBERTAD” 

En la película Match Point de Woody Allen la primera escena comienza con un relato de una voz en off mientras esta la cámara fija sobre la red y la pelota va y viene “…El hombre que dijo: “Preferiría ser afortunado que bueno” tenía una perspectiva profunda de la vida. La gente teme reconocer qué parte tan grande de la vida depende de la suerte. Da miedo pensar que sea tanto sobre lo que no tenemos control. Hay momentos en un partido en el que la pelota alcanza a pegar en la red, y por una décima de segundo puede seguir su trayectoria o bien caer hacia atrás. Con un poco de suerte sigue su trayectoria y ganas. O tal vez no y pierdes. La pelota pega en la red, se eleva y comienza la película.

Casiva también dice…“El arte no está del lado de la ficción o de la realidad, sino del garabato que se delinee entre ambas, justo antes de deshacerse para ser otro”