Road Trip 1 - De CDMX al café mexicano
Definido entonces nuestro viaje por carretera, y algo sorpresivo para mi abuela que mi mamá y yo le hubiéramos preparado algo tan largo, comenzamos nuestro camino un domingo en la mañana en dirección a Puebla.
Antes de llegar hicimos una parada muy necesaria en Cholula porque realmente es lo más interesante de Puebla. Apenas llegamos nos fuímos para la catedral y comenzamos la subida; mi abuela hizo un esfuerzo físico impresionante por llegar hasta arriba, dando paso a paso con calma y mentalidad serena. Al llegar, se fue directo para la catedral para rezar por la familia, aunque yo creo que su sacrificio físico y mental ya había sido suficiente rezo (pero, ¿quién soy yo para decirle a una abuela qué hacer y qué no hacer?). Al terminar bajamos por el lado de la zona arqueológica y, a pesar del cansancio, mi abuela se la recorrió completa y al terminar incluso nos fuímos caminando hasta el centro del pueblo. Allá por fin descansamos mientras comíamos unos chiles en nogada, ¿cómo no?, ¡estábamos en temporada!
Terminada esta parte del paseo, seguimos hasta el centro de Puebla donde nos quedamos en un hotel al lado del zócalo que lo único bueno que tenía era su ubicación. Aunque yo creí que estábamos listos para descansar, mi abuela quiso continuar entonces nos fuímos para Los Fuertes y caminamos (¡Sí! ¡Seguimos caminando!) por entre los parques de los museos y nos sentamos a ver la gente jugar en las fuentes. Al final por fin nos fuímos a descansar y ahí entendí que este viaje no sería pasivo.
Antes de llegar hicimos una parada muy necesaria en Cholula porque realmente es lo más interesante de Puebla. Apenas llegamos nos fuímos para la catedral y comenzamos la subida; mi abuela hizo un esfuerzo físico impresionante por llegar hasta arriba, dando paso a paso con calma y mentalidad serena. Al llegar, se fue directo para la catedral para rezar por la familia, aunque yo creo que su sacrificio físico y mental ya había sido suficiente rezo (pero, ¿quién soy yo para decirle a una abuela qué hacer y qué no hacer?). Al terminar bajamos por el lado de la zona arqueológica y, a pesar del cansancio, mi abuela se la recorrió completa y al terminar incluso nos fuímos caminando hasta el centro del pueblo. Allá por fin descansamos mientras comíamos unos chiles en nogada, ¿cómo no?, ¡estábamos en temporada!
Terminada esta parte del paseo, seguimos hasta el centro de Puebla donde nos quedamos en un hotel al lado del zócalo que lo único bueno que tenía era su ubicación. Aunque yo creí que estábamos listos para descansar, mi abuela quiso continuar entonces nos fuímos para Los Fuertes y caminamos (¡Sí! ¡Seguimos caminando!) por entre los parques de los museos y nos sentamos a ver la gente jugar en las fuentes. Al final por fin nos fuímos a descansar y ahí entendí que este viaje no sería pasivo.
En la mañana del día siguiente, sí visitamos el centro de Puebla el cual es tiene algunos lugares que vale la pena conocer pero que en medio día se pueden visitar. La calle de los artistas, tal vez fue nuestro lugar favorito, además de probar el mole poblano lo cual era necesario para comparar posteriormente con el de Oaxaca. En la tarde conduje hasta Xalapa donde mi abuela se sintió muy a gusto de descansar en un hotel que parecía una hacienda cafetera. No fue sino hasta el siguiente día que hicimos una ruta turística que en realidad es más que suficiente porque logramos conocer el jardín botánico, el centro e incluso ir hasta Coatepec para probar el verdadero café veracruzano (super necesario hacer esta parada).
De regreso a Puebla (porque no pensaba manejar directo hasta Oaxaca), aprovechamos para parar en Cantona, una zona arqueológica bastante grande en donde se puede apreciar la vivienda de los indígenas y una urbe bastante organizada que da una visión bastante completa, más allá de la cosmogonía típica de otras zonas. Es algo exigente, así que mi abuela esta vez no logró dar toda la vuelta y eso me llevó a hacer el recorrido bastante rápido, y al final meterme por caminos aparentemente prohibidos para poder reencontrarme con ella. De hecho intenté hacer un corte de camino y uno de los jardineros me hizo dar toda la vuelta.
Bueno al final comimos en el baúl de la camioneta (yo dándole un verdadero road trip a mi abuela) y visitamos el Fuerte de San Carlos, que la verdad no recomiendo para nada y a mi sólo me sirvió para lograr una foto de reflejos increíble.
De regreso a Puebla (porque no pensaba manejar directo hasta Oaxaca), aprovechamos para parar en Cantona, una zona arqueológica bastante grande en donde se puede apreciar la vivienda de los indígenas y una urbe bastante organizada que da una visión bastante completa, más allá de la cosmogonía típica de otras zonas. Es algo exigente, así que mi abuela esta vez no logró dar toda la vuelta y eso me llevó a hacer el recorrido bastante rápido, y al final meterme por caminos aparentemente prohibidos para poder reencontrarme con ella. De hecho intenté hacer un corte de camino y uno de los jardineros me hizo dar toda la vuelta.
Bueno al final comimos en el baúl de la camioneta (yo dándole un verdadero road trip a mi abuela) y visitamos el Fuerte de San Carlos, que la verdad no recomiendo para nada y a mi sólo me sirvió para lograr una foto de reflejos increíble.
