Hice este cómic para el concurso del conjunto
arqueológico Madinat Al-Zahra, ubicado encima de una Sierra
a las afueras de Córdoba, una ciudad que fue destruída
poco menos de cien años después por las guerras civiles
que pusieron fin al Calfato de Córdoba.
El primer Califa fue quién la mandó construír, Abderramán III
fue un gran impulsor de la cultura pero también se dice que
fue cruel y caprichoso y que los últimos meses de su vida
padeció de una melancolía que no le permitía hablar sin llorar.
De verdad tenía anotados sus únicos catorce días de felicidad
pero nadie sabe cuáles fueron, aunque la anécdota de
los embajadores fue real también.
No gané pero tuve un accésit "por su original apuesta
por recuperar la estética de la miniatura de inspiración islámica".
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