El poema fue escogido por Daniela, es un poema que se conecta muy bien con su esencia, pues es una mujer que resuena como canción. Me permitió fotografiar su cuerpo, y entender los miedos, tristezas que muchas veces guardamos en el cuerpo.
Decidimos fotografiar todas las cicatrices que tenía en su cuerpo, las encerramos en círculos amarillos, reconociéndolas como parte de su corporalidad, haciéndolas visibles.
Al finalizar la sesión le pregunte que en que lugar se guardaban los miedos, y me dijo que en el corazón, por eso decidimos poner una equis negra justo ahí, es desconsolador ver como el miedo, el rechazo que tenemos hacía nuestro cuerpo es muchas veces iniciado en casa, de parte de nuestro seres queridos, lo que me lleva a invitarlos a repensar que es lo que esta saliendo de nuestras bocas, y también en qué nos estamos fijando de los cuerpos de las personas.
Una mujer fuerte, valiente, que intenta comenzar un proceso de aceptación hacía su cuerpo, de quererlo más, de entenderlo y perdonarlo. Hablemos con nuestro cuerpo, a veces tiene mucho que decirnos.
