Vamos a ponerle picante —del bueno— a este asunto y para eso, empecemos con un poco de contexto.
Hace unos años, uno de nuestros integrantes del estudio decidió trasladarse a su finca acompañado de su familia para pasar la cuarentena. Entre intensas jornadas de videollamadas, momentos de ocio y encuentros fortuitos en la cocina, surgió la idea de hacer una salsa picante utilizando la gran cosecha de chile habanero que había en el momento.
Rápidamente, las cantidades de salsa aumentaron y por ende, la capacidad de consumo de picante per cápita estaba desbordado (dentro de la familia, claro). En ese momento, decidimos crear una cuenta de instagram bajo el usuario Alacrán de Sopetrán con el único fin de anunciar a nuestros amigos más cercanos que había “candela embotellada'' para regalar. Tuvimos éxito y nos entusiasmamos a seguir.
No sabíamos que aquello que había empezado como un pasatiempo en la cocina se convertiría en nuestra marca. Sin embargo, sí sabíamos que iba a ser la oportunidad que nos permitiría, a nosotros mismos, romper las “reglas” del diseño gráfico que conocemos al pie de la letra; dejar volar la creatividad; disfrutar de los procesos manuales y sobre todo, honrar y enaltecer la riqueza de la estética Colombiana.
Irónicamente, en un principio, no teníamos una identidad rigurosamente establecida ni piezas gráficas muy elaboradas. Teníamos lo necesario: un nombre muy sonoro; una imagen de perfil y una descripción en instagram; unos cuantos posts para interactuar con los amigos y un par de referentes que trazaban nuestro rumbo.
Al día de hoy, tenemos una marca con una identidad mucho más consolidada, construida a partir de una gran cantidad de piezas, entre ellas: la tipografía Sopetrán Sans, inspirada en los avisos de los pueblos colombianos y creada con ayuda de Bastarda Type; etiquetas y empaques; artículos de merch; un tono de voz desenfadado que tiene como base el lenguaje coloquial; fotografías, ilustraciones y posts de redes sociales que aluden a expresiones populares e insights de nuestra cotidianidad y para terminar, una página web para que rediman el código de descuento que está al final.
Con cariño para todos ustedes, Alacrán de Sopetrán.
