Desde la Ćŗltima mitad del siglo pasado los arquitectos hemos sido formados con principios propuestos por Jane Jacobs y Jan Gehl donde las relaciones en los espacios pĆŗblicos son las que construyen una ciudad. SinĀ embargo, con la actual pandemia (y las que probablemente vengan en el futuro) debemos diseƱar hacia el aislamiento social y la desaglomeraciĆ³n, que contradicen estos cĆ”nones y siembran un paraje de planificaciĆ³n desconocido.
Debemos mencionar ademĆ”s que este panorama complica sobre todo a las ciudades latinoamericanas, entornos donde aĆŗn estamos en el proceso de introducir lo descrito anteriormente y la pandemia nos ha sorprendido āa mitad de caminoā. Se nos presenta un escenario en el que debemos retroceder y comenzar nuevamente. Tal vez no desde cero, pero sĆ con nuevos principios que aĆŗn no conocemos; es decir, planificar hacia lo desconocido.
Una manera de acelerar este proceso de āconocimientoā es a travĆ©s de las tecnologĆas de informaciĆ³n y comunicaciones (TIC), especĆficamente con iniciativas de Smart Cities (ciudades inteligentes en castellano). Podemos definir una Smart City como un Ć”mbito urbano que aplica las TIC para el bienestar de sus ciudadanos siendo la tecnologĆa una herramienta y no un fin per se. DespuĆ©s de todo, la pandemia ha demostrado que los seres humanos podemos vivir mediante el āteletodoā considerando el teletrabajo, la teleeducaciĆ³n, la teleconsulta mĆ©dica y el telecomercio. Estamos atravesando por un proceso de digitalizaciĆ³n acelerada casi-forzada en la cual los medios privados no han tenido mayor problema para adaptarse al aplicar aplicaciones y redes sociales. Empero, para el sector pĆŗblico, a pesar de contar con una Secretaria de Gobierno Digital, este ha sido un reto para enfrentar con iniciativas como las nuevas mesas de parte electrĆ³nicas en las agencias gubernamentales o el aplicativo āPerĆŗEnTusManosā. SerĆ” interesante
saber si el Estado continuarĆ” con esta revoluciĆ³n digital colocando en agenda temas como la interconexiĆ³n y horizontalidad entre los sectores, algo que contradecirĆa cabalmente al modelo burocrĆ”tico de Max Weber con el que hemos venido existiendo.
saber si el Estado continuarĆ” con esta revoluciĆ³n digital colocando en agenda temas como la interconexiĆ³n y horizontalidad entre los sectores, algo que contradecirĆa cabalmente al modelo burocrĆ”tico de Max Weber con el que hemos venido existiendo.
Adicionalmente, vivimos un momento idĆlico para las TIC en funciĆ³n a su nueva capacidad para salvar vidas. En el entorno prepandemia, la Big Data recolectada se usaba para observar patrones de consumo con el fin de hacer geomarketing o diseƱar polĆticas, esto Ćŗltimo en paĆses donde las ciudades inteligentes ya han sido implantadas. Ahora los distintos dispositivos recolectores de data pueden convertirse en una
herramienta para salvar vidas. Es momento de pensar en la aplicaciĆ³n de drones para identificar Ć”reas de la ciudad que necesiten mĆ”s distanciamiento social o para rociar desinfectantes, de cĆ”maras tĆ©rmicas para captar pacientes con fiebre en tiempo real, de GPS para realizar seguimiento a pacientes contagiados (imaginemos incluir esto al app āPerĆŗEnTusManosā) o de registrar digitalmente pacientes que necesiten respiradores o camas UCI. Si aƱadimos que esta Big Data puede ser interconectada mediante el Internet de las Cosas, tendrĆamos una entrada de informaciĆ³n enorme para diseƱar nuestras ciudades y para hacer mĆ”s āconocidoā lo que la pandemia ha hecho desconocido.
herramienta para salvar vidas. Es momento de pensar en la aplicaciĆ³n de drones para identificar Ć”reas de la ciudad que necesiten mĆ”s distanciamiento social o para rociar desinfectantes, de cĆ”maras tĆ©rmicas para captar pacientes con fiebre en tiempo real, de GPS para realizar seguimiento a pacientes contagiados (imaginemos incluir esto al app āPerĆŗEnTusManosā) o de registrar digitalmente pacientes que necesiten respiradores o camas UCI. Si aƱadimos que esta Big Data puede ser interconectada mediante el Internet de las Cosas, tendrĆamos una entrada de informaciĆ³n enorme para diseƱar nuestras ciudades y para hacer mĆ”s āconocidoā lo que la pandemia ha hecho desconocido.
Recordemos que los peruanos tenemos un satĆ©lite con el que podrĆamos procesar imĆ”genes mediante teledetecciĆ³n para articular toda esta Big Data descrita con nuestro territorio. Las herramientas existen y estĆ” en nuestra sociedad su aplicaciĆ³n. Entendiendo la resiliencia como la capacidad del ser humano para reponerse despuĆ©s de eventos infortunitos, esta serĆa una especie de resiliencia inteligente. Una resiliencia hacia la llamada ānueva normalidadā.