Vivimos en un mundo basado en datos y la pandemia lo ha hecho mĆ”s evidente. Hemos solucionado el distanciamiento con ācosasā virtuales usando drones para entregar paquetes o desplegando vehĆculos automĆ”ticos. Con esto tambiĆ©n llega el miedo de la hipervigilancia, cuestiones de desigualdad, pĆ©rdida de identidad y ciudades monopolizadas por gigantes tecnolĆ³gicos.
El 16 de mayo de 2020 fui invitado alĀ Placemaking ForumĀ donde conversamos sobre los posibles campos de accioĢn en el campo de las smart cities y el placemaking para las ciudades pospandemia.
CompartiĢ mi perspectiva desde una ciudad latinoamericana donde considero que el reto maĢs grande post pandemia seraĢ la inclusioĢn de nuestras aĢreas urbano-marginales dentro de la planificacioĢn urbana. AĢreas que han sido siempre vistas como una manera erroĢnea de construir ciudad, pero ahora deben ser vistas como una manera distinta de hacerlo, una manera latinoamericana que debe ser mejorada.
Estas son zonas de pequenĢa escala al ser construidas por la poblacioĢn que dejan gran cantidad de espacios residuales no resueltos luego de haber suplido la urgencia de vivienda. AdemaĢs, cuentan con una estructura de organizacioĢn fuerte con juntas vecinales que luchan constantemente por ser escuchadas.
Dentro de mi reflexioĢn, considereĢ que es en intervenciones de pequenĢa escala en zonas urbano-marginales donde yace el campo de accioĢn entre el placemaking y las smart cities para ciudades latinoamericanas ya que es en esta escala donde ambas disciplinas funcionan. El placemaking como un campo que busca analizar un lugar para crear una visioĢn comuĢn y las smart cities buscando recolectar data e informacioĢn desde los mobiliarios urbanos para mejorar nuestra calidad de vida. Una apoya a la otra, se retroalimentan en el proceso, transforman humanos en data y dan una voz a los que no tienen voz.
