Para modernizar el campo, hacer un reparto más equitativo de la tierra y distensionar los movimientos revolucionarios, se aprueba en 1961 la Ley 135 sobre reforma social agraria y se crea el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora). Tres objetivos fundamentales debían cumplirse a lo largo y ancho del país: dar tierras a los campesinos carentes de ellas, adecuarlas para hacerlas productivas, y brindar asesoría y servicios sociales básicos a los agricultores. La iniciativa se mantuvo hasta 1973, cuando una nueva legislación cambió los objetivos.
Las fotografías de esta exposición, tomadas por Egar, dejan ver un país campesino y pobre, esperanzado en un verdadero proceso de cambio. En ellas se registran las actividades y programas que el Incora realizó entre 1962 y 1970. Al mismo tiempo, se reflejan los individuos y las expectativas en torno a un movimiento social campesino que no ha vuelto a verse.
Como proceso de reestructuración integral de la vida campesina, la reforma agraria aún no ha sido posible en Colombia.






