Una actividad, en la que escogían cuatro diferentes sustratos para que fuesen sometidos a la acción de los elementos naturales durante varios días. En este ejercicio tiene, casi, como objetivo la pátina, el deterioro de los materiales por efectos naturales. Este ejercicio,aunque es muy específico en cuanto a los sustratos, logra incentivar una sensibilidad sobre la fuerza que tiene cada elemento para crear o mostrar cosas que de otra manera no se verían.

Agua.

El agua es el elemento con el que más contacto (consciente) tengo. Es parte de nuestra vitalidad y su fluir nos da gran reposo. Para este experimento, sumergí legumbres en un recipiente con agua, que en un primer intento simplemente se pudrieron. Para la segunda vez supe que tenía que cambiar el agua diariamente para que no sucediera lo mismo. Un resultado esperado apareció: empezaron a germinar. Y así estuvieron por dos días, hasta que por desgracia, volvieron a pudrirse. Ese brote de pequeños tallos que tuvo, me hizo entender el efecto del agua y es realmente impresionante pensar que algo inanimado pueda dar origen a vida y en ese sentido, es curioso pensar que así como puede colaborar a la vida, su exceso también mata, que en este caso es la putrefacción. . Y viéndolo así, no parece totalmente desquiciado que Tales de Mileto viera a este elemento como el origen de todas las cosas.

Aire.

El aire es un elemento en el que vivo, pero que no destaco su presencia. No lo puedo ver, pero su existencia es innegable y su necesidad de existir también y se demuestra en el experimento. Varias bolas de masa que contenían levadura fueron condicionadas a existir por varios días en ausencia del oxígeno, esto, porque tapé el recipiente con un plástico. ¿Qué sucedió? Las masas, por acción de la levadura empezaron a expandirse hasta unificarse y ser una sola masa. Después de un tiempo, volvió a bajar su volumen y al exponerlo de nuevo al aire, noté su olor a fermentado, un olor de notación dulce y punzante. Con el tiempo, su color también cambió a un tono más amarillento. El vacío cambia a la sustancia.

Fuego.

Reconocemos muy bien el poder destructivo de este elemento, tememos de él en muchos casos aunque en otros necesitamos de él. El fuego, en este caso visto, en primer momento, como el calor directamente del sol y temperatura ambiental superior a 30° celsius y luego, como pequeñas muestras de fuego en su estado puro. La plastilina es un sustrato que por intuición se pensaría que al cabo de unas horas, se derrite por el calor. Aquí se demuestra su resistencia, pero sin duda, también da muestra del efecto del elemento natural en él. En los primeros días parecía no hacer más que escurrir una grasa pero cuando fue sometida al fuego directo de varios fósforos, se evidencia mayor cambio, en su volumen e, incluso, en su textura.

Tierra.

La tierra, un elemento que por excelencia se usa como material constructivo es un elemento versátil y más manipulable de lo que se cree. En este experimento de da cuenta de eso. Uno podría pensar en la tierra como ese gránulo color marrón que cualquier puede atravesar solo pasando un dedo, pero también puede verse como esa unión de los gránulos unificados creando un sólido difícil de penetrar. Y los dos están presentes en el experimento: una muestra de arcilla en polvo, que da cuenta de esa fragilidad del sustrato en ese estado, que se le agrega agua y empieza a darse su transformación, en el que pasa a hacer una masa blanda, pero densa, para culminar en una masa sólida y templada.

Esta es una extensión de la actividad anterior y consta de escoger fotos y, olvidando que existe el recipiente, crear algún espacio habitable. Esta actividad demuestra qué tan afín nos encontramos con los elementos y los espacios que pueden construirse a partir de su participación directa.