Un homenaje a una tierra maravillosa y a su fauna, naturaleza que nace en el piedemonte llanero donde reposa el “Indio Acostado” sobre la Cordillera Oriental, arropado con el verde fresco y arrullado por las aguas prístinas.

Allí habita el oso palmero (Myrmecophaga tridactyla), el mico (Saimiri sciureus), el chigüire (Hydrochoerus hydrochaeris), con el alcaraván (Vanellus chilensis) y el zaino (Pecari tajacu), juntos interpretan el joropo que se gesta de las melodías provenientes del arpa, bandola, cuatro, capachos, el runcho y la voz recia, sonidos curtidos de sabana y regalo del campo que siempre quiero escuchar.