-¿Seguridad?

Esa palabra la he escuchado, pero hoy en día ya no es muy conocida por todos.

-¿Amor?

¡Pareciera ser algo que esta en peligro de extinción y que nadie hace nada por salvar!

No se puede concebir la prosperidad de una nación, sin la salud de sus hijos, pues la doctrina de la salud tiene como meta fundamental, el bienestar del hombre en el seno de la sociedad en que vive, ya que los drogadictos y delincuentes, no nacen, se hacen, tal vez como producto de un hogar desintegrado,                                                                                     por falta de comunicación entre los padres, el alcoholismo o infidelidad.

El materialismo práctico en el que vive la sociedad, envuelve al mundo, siendo una sociedad que solo vive por el dinero, el placer y el confort, dejando por encima de los valores, la corrupción y la ambición de poder.

¿Y qué hacen los medios masivos de comunicación? En su mayoría, contribuyen a darle divulgación a cualquier acontecimiento violento, sexual y  de drogadicción, carcomiendo el intento que se hace por inculcar buenas costumbres en los niños, desde sus primeros años de vida.

¿Y qué se puede esperar?, cuando un embrión o un feto, sin más defensa que su madre, es desechado, sin ningún remordimiento de conciencia y cuando mejor le va en su desarrollo solo recibe rechazo, creciendo con un concepto erróneo de lo que es la vida, el amor y el respeto.

Será por eso que existen personas que en su afán de conseguir  dinero fácil, sean capaces de privar de la libertad a un semejante, sin importar su edad, sexo o clase social, convirtiéndose así, no solo en secuestradores, sino en asesinos de la paz en que los niños anhelan vivir.

¿Hasta cuándo el narcomenudeo inundará nuestras calles?¡Ahogando cada vez  más en pobreza nuestra sociedad! ¿Hasta cuándo se seguirán manchando las calles de nuestro país con atentados y tiroteos indiscriminados entre personas carentes de valores?, incapaces de apreciar la vida.

¡Hoy!, es tiempo de transmitir mensajes claros y congruentes,  entre el pensar y el vivir de nuestra niñez y juventud de México, pues el joven  requiere sinceridad, confianza, justicia y respeto, alejado de toda violencia e hipocresía, para que lejos de convertirse en una persona farmacodependiente, se formen adultos responsables y que desarrollen una vida plena.

Nuestros padres y maestros, tienen en sus hombros la gran tarea de proporcionar protección y la información necesaria para lograr como consecuencia, que la juventud tenga una integración positiva en la sociedad.

Un proverbio dice que; “El verdadero amor echa fuera el temor”; Esto es lo que un mundo en decadencia clama a una voz, desde el más pequeño, hasta al más anciano, desde el campo a la ciudad, del norte hasta el sur.

Dicen por ahí, que; ”árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza”, pero yo,   aún creo en la esperanza, aún creo que este México puede levantarse, aún creo que con amor y esfuerzo, la niñez y la juventud de hoy, forjarán mañana el país fuerte que siempre se ha esperado.