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LA SERPIENTE - Microrrelato ilustrado

L A   S E R P I E N T E
Microrrelato ilustrado

Más de una vez había salido a caminar por el monte. Era común que se le cruzara algún roedor o una liebre, hasta, cierta vez, un zorro, que correteaba entre los árboles. Siempre se respiraba un aire manso y ligero. Pero ese día era diferente. Sentía que los pies le flotaban a cada paso. El follaje verde comenzaba a cubrir el cielo y los pájaros parecían resonar con su canto hasta la infinidad de la arboleda. Mientras caminaba, divisó un cuerpo desconocido y giró bruscamente la cabeza para identificarlo. Era una serpiente. Descansaba al pie de un roble viejo y movía levemente la cola como si ya hubiese detectado su presencia. Ya le habían advertido sobre las serpientes, pero su curiosidad era inmensa. Se acercó a apreciarla sigilosamente. Las vetas de sol se movían sobre la estilizada figura. Su color, violeta oscuro, parecía encenderse con cada paso. Cuando ya estuvo lo suficientemente cerca como para dar media vuelta y continuar su camino, la serpiente levantó la cabeza y, emitiendo un sonido grave y siseante, habló.

La sorpresa fue absoluta. Su mente, confundida, no le permitía moverse. Como si estuviese ocupada tratando de entender lo que pasaba. 
—Ya es muy tarde— dijo la serpiente. —Ya no podés irte. Pasó mucho tiempo desde mi última comida, y ya es hora de un bocado. No trates de escapar. Este es tu destino—.
Su ceño se frunció. Era cierto, la serpiente hablaba. Su instinto le decía que corra, pero su mente, todavía un poco confundida, no le permitía irse. Como si su curiosidad fuese mayor que el peligro al que se exponía. Finalmente, al ver que tal vez podría dialogar e incluso convencer a la serpiente, respondió: —No era mi intención molestarte, ni lastimarte. Sólo quería apreciar tu belleza de cerca. Ya me voy—. Dió un paso hacia atrás, pero el reptil levantó su profunda voz —¡Ni pienses en escapar! Hoy es tu día de muerte. Ya te lo dije, está escrito en tu destino. Yo puedo leerlo, y por eso sé lo que va a pasar. Tenés que aceptarlo— dijo y comenzó a acercarse, arrastrandosé rápidamente.
El peligro era inminente, era demasiado tarde para correr.

De repente, un destello distrajo su mirada. A sus pies, brillaba el filo de un puñal, oculto entre las hojas blandas del otoño pasado. ¿De quién era? ¿Qué hacía ahí? Tal vez le pertenecía a algún caballero o a algún cazador. No había tiempo para pensar. Tomó el puñal y, al instante, como un latigazo, la serpiente cerró su mandíbula sobre su pierna. Parecía el fin, pero los colmillos se le trabaron en el cuero de sus botas. Aprovechando la situación, sin poder ver con claridad pero con toda su fuerza, lanzó una brazada y apuñaló al animal. La mandíbula se aflojó y ambos cuerpos cayeron al suelo. Luego de una corta danza de agonía y sangre, la serpiente comprendió que su final estaba llegando y se tendió sobre el pasto, a esperar lo inevitable.
—¿Cómo pude equivocarme?— murmuró. Su voz ya no sonaba tan grave. —No era tu muerte la que estaba escrita en el destino, sino la mía—.
—Estúpida serpiente— contestó una voz agitada, todavía reponiendosé del ataque. —Nadie debía morir hoy. Vos te lo buscaste—. Sacudió la tierra de su ropa y, casi entre dientes, agregó —El destino no existe—.
Un puñado de mariposas revoloteó y se posó delicadamente sobre el largo cuerpo agonizante del reptil.
—¿No te pareció muy oportuno encontrar ese puñal a tus pies? ¿Quién creés que lo dejó ahí? El destino si existe— susurró la serpiente. Y ya nunca más habló.
LA SERPIENTE - Microrrelato ilustrado
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LA SERPIENTE - Microrrelato ilustrado

Microrrelato escrito e ilustrado por mí.

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