Final

Si llegaste al fin
Y querés volver
Siempre hay un lugar
Que te espera al final

Si llegaste al fin
Y querés volver
Siempre hay una página nueva
Que escribir

Y otros brazos que volver

Si el amor se termino
No encontrás la razón
Siempre un amigo hay
Para ahogar el dolor

Si encontrás la soledad
Que camina a la par
Siempre un amigo hay
Para visitar

Y las penas espantar

De bloqueos y procesos creativos

Todos alguna vez pasamos por esto, tenes el deseo de crear algo nuevo, te sentas frente a una hoja, lápiz en mano, y… nada.
Seguís sentado frente a la hoja en blanco, la miras de frente como quien juega un serio, suena el celular, lo miras, te distraes, volvés a mirar la hoja, recorres tu cabeza durante un rato en busca de una idea que no llega, hasta que el celular te vuelve a distraer. Bienvenido a un nuevo círculo vicioso. ¡Felicitaciones!

Cómo si fuera poco, un bloqueo puede que dure una noche, un par de meses, o incluso años. O sea, si uno ya tiene ganas de hacerse una bolita y llorar una vez por mes, - más millenial no se consigue, ¿o sí? - imagínate que en el momento que intentas liberarte, no se te cae una idea… Frustrante ¿no?

Bueno, en realidad, decir que es frustrante es poco, porque no sólo te sentís frustrado, te sentís completamente inútil, cómo si lo único en lo que eras bueno, ya no lo podés hacer.
Hasta Abascal jugando en la zaga de Peñarol parece ser más útil que mi intento de ser creativo. Imagínate sentirte más inútil que Abascal. ABASCAL. Mamita, ¿dónde guarde el revólver?
Definitivamente la vida es una larga patada en la uretra – Gracias Bojack -

“¿Cómo superar un bloqueo?” Debe haber sido la pregunta que más veces hice este año, y a mi historial me remito. Igual te digo, ahora que sabemos que nuestros datos y búsquedas son espiadas, me resulta levemente liberador saber que estoy a salvo. Porque imagínate si Google va a perder su tiempo mirando los datos del pelotudo que no puede superar un bloqueo creativo.
Respecto a las búsquedas; tampoco sirvieron de mucho, las respuestas a este tema fueron escasas, desde “Se pasa sólo, dale tiempo” a recetas mágicas en las que terminas invocando al espíritu de Oscar Wilde.

Cómo ninguna de estas me convencía, opté por esto: superar el bloqueo escribiendo sobre él.
En conclusión, el bloqueo es como una camisa de fuerza en la creatividad. Las ideas están, lo sabes, miras las cosas que hiciste y te convences de que podes. ¿Entonces porque ahora no se te cae UNA PUTA IDEA? *Se golpea la cabeza con el escritorio* (Varias veces).
Pero se pone mejor, (¿pensaban que no era posible? ¡JA! Ingenuos) porque a veces si llega una idea, pero en el peor momento posible. Por ejemplo, el otro día mientras me bañaba, me apareció una pregunta que me dejó pensando, la cual todavía no voy a revelar, (hay que mantener el misterio amigues) pero en el momento que quise bajarla a un papel, se fue. A esta altura creo que tendría más éxito vendiendo mi retrato en madera, porque la mesa, de mesa tiene poco.
A pesar de lo desesperante que me resultó este episodio, me hizo sentir un poco más cerca de liberarme, porque si tuve ese momento una vez, lo puedo volver a tener, es cuestión de encontrar las preguntas correctas.
Por lo tanto, acá estoy, escribiéndole a la camisa de fuerza, haciendo un esfuerzo para desabrocharla de a poco. Está más suelta que antes, ahora hay que ver si puedo escurrirme antes que llegue alguien a ajustarla.


No vayas lejos

No hay forma fácil de decir esto.
Me voy, por más que duela, por más que...


El centro fue testigo de lo que tuvimos, y la Plaza Cagancha el altar donde prometimos cuidar la flor que perfumo tantos otoños.
¿Te acordás cómo nos miraban los viejos que pasaban?
Seguro no entendían nada, pero ¿qué sabrán ellos? Lo único que conocen son las arrugas que cargan.
Esa tarde otoñal parecía que Montevideo se rendía a nuestros pies, los árboles nos miraban pasar celosos y el manto de hojas secas cuchicheaba con la brisa que subía desde la rambla.

Aquellas tardes de miradas cómplices en el parque rodo, bajo la sombra de un jacarandá protector, tu abrazo tierno y la ingenuidad de un amor que adolece.
Todo parecía tan simple.

Luego vinieron los Beatles, y el mundo cambió. Uno nuevo se abrió frente a nuestros ojos, nos invitó a pasar, sacudió todo lo que conocíamos y cambió nuestras vidas.

Encontraste tu pasión, formaste una banda, dijiste que ibas a conquistar el mundo con tus canciones, y me alegré por vos.

Pero nuestras manos no lograron proteger la flor de este invierno cruel que nos azota. Uno a uno nuestros pétalos se congelaron y de la flor que tuvimos solo queda un tallo partido que permanece en la memoria.

No podemos seguir siendo prisioneros de un recuerdo, sin importar lo lindo que haya sido, a veces el amor se termina, y no hay nada que podamos hacer.

“Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, … cuando el amor se olvida
¿Sabes tú adónde va?”

Yo tampoco lo sé, pero quiero buscarlo.
Sé que lo vas a entender, vos nunca fuiste de quedarte quieto.

Afuera hay un mundo que no se detiene, hay pastos nuevos y tierras en barbecho.
Voy en busca de esa pradera, ver con mis ojos el mundo que nos contiene.
Quizás en algún momento nos volvamos a encontrar, ¿quién sabe? El futuro es incierto y encadena pequeños actos aparentemente intrascendentes para construir una historia.
Pero por lo pronto, este es un adiós.

Acá, allá o en cualquier lugar, te quiero.

(Carta escrita para la reedición del single "No vayas lejos" de The Shades)
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