La composición de la obra está situada al centro, para la integración de los elementos, estos están detrás de un venado, animal espiritual venerado por el pueblo wixárica, relacionado con el estado de San Luis Potosí.

Se manifestó la identidad de la Feria y de San Luis Potosí con estos elementos: se utilizaron engranajes para representar el pabellón industrial, es el primer lugar al que ingresan al atravesar los barrotes de la Feria; en seguida sobre la cabeza del venado, tenemos la rueda de la fortuna, aquél majestuoso juego mecánico que podemos apreciar a lo lejos, es la diversión que ofrece la feria para toda la familia; del lado derecho del venado tenemos una guitarra acústica que refleja la música que se apodera de cada rincón de la feria; sobre el cuerno izquierdo observamos el perfil de un toro, simbolizando la exposición ganadera que se lleva a cabo en la feria y las tradicionales corridas de toros; sobre el cuerno derecho tenemos un gallo que representa “El Palenque” y la famosa pelea de gallos, subliminalmente la forma de estos nos da un corazón, San Luis Potosí es el centro de nuestro país; finalmente debajo de nuestra composición tenemos nopales junto con un peyote, San Luis Potosí es conocido por su producción de nopales, de nuevo gracias a nuestra localización geográfica y el peyote refuerza nuestra postura hacia el pueblo huichol. Los colores están divididos en fríos y cálidos, plasmando el día y la noche de la feria.

El estilo de la obra es de grabado de madera, nunca antes se había visto dentro de los carteles de la “Feria Nacional Potosina”. Se busca para reforzar las etnias de San Luis Potosí y la artesanía potosina. Algo que nos distingue como mexicanos es nuestra preservación de la cultura, nuestra alma fiestera, el amor por los colores brillantes y que guardamos esa esencia dentro de cada uno de nosotros. El cartel representa todo aquello que nos une como estado y como nación, lo que nos identifica como potosinos, como participes de la “Feria Nacional Potosina”