Colombia y México, dos naciones que culturalmente se han considerado países hermanos y que a lo largo de la historia se han visto influenciados el uno por el otro, a tal punto de adoptar costumbres culturales de cada país y volverlas propias. Dos naciones ricas en patrimonio material e inmaterial que no han visto fronteras y se han expandido a lo largo y ancho del territorio trascendiendo tradiciones y creando hitos de cultura e identidad. Sabemos mucho y muy poco de los dos países, y por ello con el paso del tiempo se nos ha estereotipado con ciertos contenidos que no han permitido la expansión del conocimiento mutuo y que han truncado la posibilidad de descubrir la vasta riqueza cultural y patrimonial de cada nación.
Pese a los 3.694 kilómetros de distancia que nos separan, sabemos nos une el interés por aprender los valores culturales de cada territorio. Por ello vemos la importancia de fortalecer los lazos ya existentes y fomentar el conocimiento mutuo en distintas áreas, permitiendo vislumbrar como se establece un diálogo entre los dos países, que cuestione y promueva la manera adecuada de exhibir nuestras identidades sin caer en el cliché. Por ello se hace una invitación a redescubrir, apropiarnos y recontextualizar la forma de ver nuestras naciones, partiendo de lo desconocido para así contribuir al enriquecimiento de nuestras culturas hermanas.
El juego de pelota (Tlachtli. náhuatl) cuenta con al menos 3500 años de antigüedad y era practicado por los pueblos mesoamericanos,
tanto en la vida cotidiana como en celebraciones religiosas. Moctezuma, Tlatoani de los Mexicas, era asiduo de practicarlo.
