Es un sublime evento que inicia después de la fuerte temporada de lluvias y reúne a millares de visitantes, consiste en el recorrido que hacen los kuruku desde que salen de su cueva cuando la hierba todavía está húmeda y emprenden un lento camino hacia la cumbre de las montañas. Al lado de cada kuruku siempre se encuentran sus parásitos, estos viven con él en la cueva y lo mantienen en perfectas condiciones hasta la temporada del festín, en la cual se adornan con plumas de zokora y sirven de anfitriones a los viajantes.

En la celebración también participan los wizi, una tropa voladora con pelos nevados que viene del norte, traen piedras desde el helado océano con las cuales improvisan caminos en los barrizales más difíciles para facilitar la peregrinación, cuando cada kuruku llega a su máximo esplendor los wizi desde las cimas entonan un coro gutural mientras les brilla el albino pelaje.

Son siete las montañas que componen la cordillera que encarna este fenómeno y hay un kuruku habitando cada una de ellas. Las montañas se encuentran en zona selvática y el ascenso hasta los lugares donde se puede divisar el espectáculo es muy complejo, familias enteras sufren para encumbrar sabiendo que la gloria a la llegada borrará cualquier esfuerzo.

Muchos llegan días antes a observar con más tranquilidad el acontecimiento, así pueden apreciar todo el proceso desde que el kuruku sale de su cueva, lo idolatran el día entero que dura sentado en la cumbre y finalmente alucinan ante la última fase en la que inicia la levitación y de su piel brota gran cantidad de sol de miel que terminará bañando las montañas por meses.

Los que vienen de tierras más lejanas se quedan toda la temporada atrapados por el especial olor y la abundancia del dulce, otros vuelven a sus tribus y cada mes hacen de nuevo el ascenso para abastecerse. Cuando el periodo termina algunos se quedan malviviendo las peores estaciones en las faldas de la montaña y esperando con ansia el retorno del evento.

El nombre inicial de la ceremonia se remonta a la primera tribu que presenció el suceso y unió las palabras babaza (demonios) y zanok (dulce) de la lengua zika, en la actualidad por la cantidad de tribus visitantes recibe muchos nombres dependiendo el origen de las mismas, entre ellos los más reconocidos son Trakuje (pakunas), Burunkeke (miyos), Mastralay (porrones) y Ostirikeko (tapinus).