Terreno Develado

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Terreno Develado

la vida es una secuencia de escenas que se suman por cada segundo, cada momento pasado es una pérdida, pero al mismo tiempo la construcción del siguiente. Lo que nos queda de este constante y atribulado correr son los recuerdos y el aprendizaje, materializados en objetos e imágenes.

Juan Ramón Meza presenta su proyecto “Terreno Develado” como una secuencia, sin embargo, evitemos caer en una línea recta ya que todo camino se intersecciona con diferentes realidades que atraviesan el tiempo corriendo en sucesiones que van creando planos, superficies y contextos.

Así, en el ambiente de nuestras experiencias, vamos integrando personajes, objetos, habilidades y formamos redes con las que avanzamos sin poder detenernos hasta el final. Toda esta construcción de nuestras propias existencias también está llena de sacrificios, inherentemente al tomar un camino perdemos la oportunidad de conocer otro. Cada segundo con una persona es otro que perdemos con alguien más, así es la realidad y en esta secuencia planteada por “Terreno Develado” vemos como el artista toma decisiones en el espacio haciendo protagonista a la figura y al fondo. La calidad técnica de cada dibujo que se refleja en sus líneas y sombreados, la reproducción de texturas y formas naturales contrastadas con las metáforas surrealistas de muchas piezas crean un pequeño universo familiar y extraño al mismo tiempo, manifiesto del talento ya reconocido del autor.

Me parece importante, también, mencionar que la cuidadosa composición de las piezas equilibra los temas y las intenciones de Juan Ramón Meza, sin duda estamos frente a una experiencia estética moderna e interesante.

Siempre es un gusto encontrar estos valores críticos dentro de exposiciones que han sido desarrolladas con un concepto sólido y además han sido curadas hábilmente por un equipo sensible y capaz como el que presenta en El Áttico, Juan Ramón Meza y “Terreno Develado” en una exposición que no podría ser de otra forma más que temporal, porque todo corre en el tiempo de forma efímera, pero permanece con nosotros como crecimiento.

Texto escrito por Juan Pablo Hernández Paredes