EDIFICIO USOS MÚLTIPLES/Microcentro

La idea que rige la propuesta nace desde la intención de querer dar aire al comprimido entorno urbano en el que se ubica la manzana. Partiendo de esta base, se propone abrir el interior de la misma, generando un gran espacio público central, y una serie de pasajes internos que lo conecten con el público urbano, y que expandan la peatonalidad a la vez que desdibujan los límites público privado,  ofreciendo un ambiente urbano de calidad en la city porteña. La consolidación de los bordes en dos volúmenes y la apertura de la densidad hacia este gran espacio se erigen como las operaciones principales para lograr las premisas. Con la imposición concertada de liberar en planta baja el 25% del cuadrante asignado y sin limitaciones de altura, el planteo se consolidó en los tres sub-cuadrantes restantes, jerarquizando la diagonalidad del pasaje hacia el interior de manzana, y ganando mayor altura en la esquina, buscando así equilibrar la escala de la torre vecina. La estructura se erige como el lenguaje arquitectónico del conjunto, por medio de una grilla tridimensional que organiza y ordena la composición espacial, aporta flexibilidad y propone una marcada atmósfera constructiva, donde el color blanco se combina con el verde vegetal para dar mutabilidad al invariable gris porteño. El programa se dispone estratégicamente y en estratos, reservando la calidad pública de la planta baja y los primeros niveles para el comercio y el equipamiento. Evidencian su conclusión tres niveles de oficinas que se abren al gran espacio central proponiendo terrazas comunes en altura. Las viviendas se disponen en el estrato superior y continúan esta lógica de apertura interior reafirmando la postura base de cerrarse hacia las vialidades.
EDIFICIO USOS MÚLTIPLES/Microcentro
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