Sé que el barro es un material inanimado..no tiene ideas, pensamientos ni sentimientos..sin embargo, parece que me habla. De entre todos los materiales con los que he trabajado, es el más sensual, el que más resuena cuando le toco..el que parece que me abraza mientras le acaricio. El dialogo que sostengo con cada punyado es distinto..como con cada persona. ..depende de su procedencia, el momento en el que nos encontramos, como me siento y donde estoy cuando le conozco. Una vez terminada nuestra experiencia juntos le miro y me sorprendo de ver su “personalidad”. 

Las piezas que veis aquí proceden de Alhaurin de la Torre. Hace poco que estoy aquí. Aún estoy en el proceso de integrar el lugar e integrarme en el lugar. Sé que hay grandes cortes blancos en la montanya por las canteras. Lo sé, pero no siempre los miro. Las piedras en mi jardín son de la misma roca. Y se asoman en las piedras  blancas que han surgido del barro blanco.

Del barro negro surgen caras medio visibles..a qué me recuerdan? las paredes de la Cueva de la Pileta están pobladas con seres nunca conocidas que me resultan tan familiares..o las caras de Bélmez que poblaron mi imaginación durante tanto tiempo aunque nunca las vi.

El barro mantiene formas improbables, es dócil o tozudo, fuerte o tremendamente frágil…igual que yo.

Hace poco trabajé con gres en Carolina de Norte, un lugar montanyoso, con un bosque frondoso, oscuro, tupído, húmedo, verde los suelos llenos de musgos, líquenes y helechos. Nuestra conversación produjo piezas de pared fina, formas organicas rompedizas que piden protección.  Me asombra ver lo distintas que son de estas..site specific inevitablemente.

Qué son las piezas que presento? Son cacharros? Sirven para algo? Supongo que podrian servir. Pueden servir igual que una piedra , un tronco o una concha…o no.

Las llamo esculturas de mesa. .. objetos abstractos, sin más significado que su propia existencia, de los colores de la tierra con un dentro y un fuera.