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Sabak-Ha, una expedición para soñadores.

Sabak-Ha, una expedición para soñadores
 
Nos quedamos de ver en las instalaciones de Oceanos, Expediciones y buceo para comenzar con la exploración al cenote Sabak-Ha, el más profundo de la península de Yucatán, esta es la continuación de una exploración que inició Andreas Matthes (Matt) hace algunos años y que recientemente Alberto R. Gaytán (Beto), Juan David Cortés (Guarani) y Alejandro Salcedo (Chapis) continuarán, ¿Cuál es mi función en el equipo? Lo que más me gusta, documentar la experiencia.​​​​​​​
El viaje comenzó muy temprano en Guadalajara, de donde partimos con una camioneta muy cargada con equipo de buceo, un viaje un tanto largo pero no cansado, para mi, ir escuchando las historias de buceo de Beto y Guarani hacían el viaje muy ligero. ​​​​​​​
Guarani preparando el equipo de buceo.

La primera parada fue en Campeche, una ciudad muy bonita la cual nunca había tenido la fortuna de conocer, llegamos ya por la noche, por lo que sólo cenamos y dormimos para continuar con el viaje a la primera hora del día siguiente.​​​​​​​
Luna y atardecer en Campeche (Foto izquierda) Campeche de noche (Foto central) Campeche de día (Foto derecha)
El siguiente destino fue Mérida, en donde teníamos que hacer dos cosas: una, recoger al buzo Chapis quien decidió hacer el viaje en avión y dos, rentar unos tanques en el centro de buceo de Tony, Yucatán Dive Center, esto nos llevó unas cuantas horas, ya comenzaba a sentirse la humedad y el calor, por lo que el trabajo de cargar tanques se hacía un poco más complicado, una vez que hicimos unos ajustes en la camioneta para que todo el equipo encajara como piezas de tetris, salimos hacia el destino final.​​​​​​​
Chapis, Guarani, Beto y Tony (Foto izquierda) Tony y Beto (Foto central) Guarani y Chapis cargando la camioneta (Foto derecha)
Usamos Ticul como la ciudad de nuestro campamento base por su cercanía al cenote, aquí encontramos lo que a mi me parecía un pequeño paraíso en medio de la ciudad: Hotel Posada Jardín, un lugar que a parte de cuartos, está lleno de árboles, una alberca y hamacas, sólo se escucha el movimiento de las plantas y pájaros cantar, es atendido por una increíble persona: Don Román, el se encargó de que nuestra estancia fuera lo más cómoda.
Ticul de noche, el interior de Hotel Posada Jardín y Don Román
El primer día, los buzos exploradores armaron el equipo con el que entrarían al agua, sus recirculadores, un equipo que para mi, es como ser un ninja subacuático, un par de ventajas es que no saca burbujas y extiende tus tiempos para estar debajo del agua, la segunda fue la principal razón de su elección para trabajar con este sistema. 
Guarani, Beto y Chapis preparando sus recirculadores.
Enseguida salimos de Ticul con dirección al sur, tras manejar unos 45 minutos, llegamos a la brecha que nos dirige al cenote, aproximadamente 20 minutos de ir entre árboles y ramas, un camino muy estrecho por el que apenas pasa la camioneta, al llegar al destino, rápido bajamos de la camioneta y caminamos unos metros para descubrir el cenote desde la parte más alta, un cuerpo de agua de unos 60 metros de diámetro en medio de la selva, sólo se escuchaban las plantas, pájaros y algunos insectos. Para llegar al cenote es necesario bajar por unas escaleras de madera que tienen varios años, hay que tener cuidado ya que algunos escalones no están, ya comenzaba a imaginarme lo que sería bajar el equipo de buceo por ahí.
Guarani, Beto y Chapis preparándose
Sabak-Ha visto desde la parte superior de las escaleras de acceso
No tuvimos oportunidad de contemplar el cenote, no había tiempo ni paciencia para quedarse a descansar, las ganas de entrar a bucear eran más grandes. Tras unas cuantas horas de preparar el equipo y repasar planes, comenzamos a bajar a la orilla del cenote, afortunado yo que llevaba un gas de fondo y un stage, mis compañeros tenían que hacer más malabares con recirculador y bailouts, de cualquier manera a parte de ir a grabar, también iba para ayudarles, así que todos cargamos parejo.
Repaso de planes y Sabak-Ha desde la orilla.
El calor comenzaba a hacerse casi irresistible, lo bueno es que ya estábamos por caer al agua. Tras pasarles unos tanques de beilouts a mis compañeros, abrí mi tanque, inflé mi ala, lo arrojé al agua y seguido yo también caí, que bien se sintió mojarse después de estar bajo el sol con el traje de neopreno.
Beto y Chapis a punto de bajar
Al comenzar el descenso estaba muy nervioso, no sabía qué esperar, sólo podía ver lo que estuviera a un metro y medio de mi por la poca visibilidad, después de unos metros, esta capa fue desapareciendo hasta convertirse en un abismo negro, un hoyo enorme en medio de la tierra por el cual iba cayendo lentamente, al voltear a los lados podía ver las paredes de roca a lo que parecían ser cientos de metros a lo lejos, mientras la caída continuaba yo iba siguiendo una cuerda que desaparecía a lo lejos por debajo de mi, mis compañeros cerca me ayudaban a mantener la concentración, aunque el estar en ese lugar, la tranquilidad, el silencio, el paisaje y la luz son hacen que se vuelva un poco difícil, muchas cosas pasaban por mi cabeza, pero al contrario de lo que algunas personas me han dicho, yo solo pensaba en lo bello que es ese lugar y en lo pequeños que somos ante la naturaleza, después me di cuenta de lo afortunado que era en estar en un lugar al que pocos han llegado, y justo en ese momento, desperté de una especie de trance y recordé que mi misión era documentar ese momento para llevarlo a los que no conocen este lugar, siguiendo mi mirada por la cuerda de descenso, vi que llegaba a un hueco enorme entre dos paredes de rocas, era la entrada a la cueva a explorar, mis compañeros hicieron unos amarres para dejar justo en la entrada los bailouts, en ese momento volteé a ver mi computadora: mis primeros 185Fts (56mts), la narcosis se comenzaba a sentir, era como escuchar una voz que me decía que entrara a la cueva, en ese momento, los bailouts estaban listos y se hizo la señal de ascenso, el objetivo del primer buceo se había completado.
Fotos durante el descenso hacia la cueva.
Entrada a la cueva. 200Fts (60mts)
El ascenso te da una perspectiva diferente al descenso, al voltear hacia arriba me di cuenta de que tanto habíamos recorrido, la entrada del cenote se veía de unos cinco centímetros de diámetro. La sensación de pequeñez regresó, volví a caer en un trance donde me pregunté si eso sería lo más cercano a estar en el espacio. A los 70fts (20mts) tomé mi gas stage y lo clipié a mi arnés, varios minutos de parada profunda para seguir contemplando la grandeza del cenote, cerca de los 33Fts (10mts) la capa de poca visibilidad comenzaba, al ir entrando en ella, el color del agua se tornaba un poco verdosa, al voltear a todos lados no se veía nada, el agua comenzaba a sentirse caliente, era como pasar el portal al mundo real, una última parada a 15Fts(5mts) por varios minutos, ese tiempo lo usaba para revisar los videos y fotos que acababa de hacer, tenía el tiempo para hacer zoom a cada imagen y contemplar todos los detalles.
Guarani iluminando el camino.
El cruzar el espejo de agua me reiteraba que regresaba al mundo real, y por si esto no era suficiente, el subir el equipo y cargar tanques también lo hacían. Ya en superficie hacíamos un repaso de planes para el segundo buceo del día.

El volver a bajar y cruzar el portal no dejaba de ser impresionante, en este buceo bajé con Beto primero que Guarani y Chapis, el objetivo era hacer un plano desde la entrada a la cueva volteando hacia arriba, este es uno de los planos que más me gustan, me recuerda la inmensidad de Sabak-Ha, una vez que todos estábamos en la entrada de la cueva, mis compañeros comenzaron la penetración, solo pude ver como sus aletas iban desapareciendo en ese hueco negro y enorme, al poco tiempo volví a escuchar la voz que me quería llevar al interior de la cueva, no tengo entrenamiento para penetrar en cuevas, así que el plan era que yo me quedara afuera haciendo unas tomas y regresara al poco tiempo, claro, tampoco lo hubiera hecho sólo con el tanque sencillo que llevaba para respirar, esta vez yo iba solo en el ascenso, una sensación indescriptible, creo que eso puede definir perfectamente la soledad.
Beto al salir (foto izquierda) Chapis mostrando su manómetro de diluente, Guarani y Beto detrás (Foto derecha)
Ya en superficie, en lo que mis compañeros salían, tenía tiempo de sentarme en la orilla del cenote, pensar y estar solo conmigo, tenía tiempo sin hacerlo, la realidad es que todo este viaje fue muy contemplativo, probablemente la etapa de mi vida por la que estaba pasando lo hizo más intenso. Lo que es un hecho: me di cuenta de que este proyecto, a nivel personal, sería de los más importantes que he realizado. 
Escaleras de acceso vistas desde abajo
El resto de los días siguieron las cosas nuevas, los hallazgos, las emociones a tope, el cansancio, el calor, los nuevos objetivos,los buceos, las fotos, los tanques, las desveladas, las sorpresas, las emociones, la narcosis, la satisfacción, las metas cumplidas, la frustración, incluso las lágrimas, la presión, los pensamientos, los logros cumplidos, los sueños… Todo, se resume a sueños que se cumplen y soñadores que los tienen, gente que no se cansa de seguir adelante, gente que siempre busca más y gente que cumple sus sueños, en esos yo, a veces todo sucede tan rápido que no nos damos cuenta de lo que hemos pasado, te sorprendes cuando cosas tan sencillas como tomar una foto con la cámara de rollo de tu papá desde tu casita de campaña improvisada en tu cuarto se convierte en tomar una foto a la entrada de una cueva subacuática poco explorada a 200Fts (60mts) en el sur de México, el no entrar en la cueva, no traer recirculador y no durar tanto tiempo como lo hicieron mis compañeros no es algo que me decepcione, al contrario, me ayuda a soñar más.
Beto al atardecer saliendo del buceo. 
Chapis, Guarani y Beto haciendo planes por la noche (Foto izquierda) Guarani y Chapis segundos antes de comenzar el descenso (Foto derecha)
Muchas gracias a Beto, Chapis y Guarani por todo lo que me enseñaron en este viaje, gracias a Don Román por ser el mejor anfitrión, gracias a los que de cualquier manera estuvieron presentes en esta expedición (incluso en la mente) y gracias a los que se den el tiempo de leer este texto.  
Don Román, Chapis, Beto, Guarani y yo
Documental, Expedición Sabak-HA
Sabak-Ha, una expedición para soñadores.
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Sabak-Ha, una expedición para soñadores.

Mi experiencia como fotógrafo al sumergirme en Sabak-Ha, el cenote considerado el más profundo de la península de Yucatán, con el objetivo de doc Read More

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