Las sombras no tienen nombre.
Tampoco pertenecen a nadie más que al sol mismo.
No son más que proyecciones anónimas de nosotros y todo lo que nos rodea.
El ocaso simplemente se las lleva a todas al igual que al día, dando así inicio a la noche.
Esta serie llamada “Sombras del ocaso”, forma parte del proyecto OCASO donde rindo
tributo al sol, nuestro astro rey. En este caso retrato el anonimato de las sombras que nos rodean y que forman parte de todos los atardeceres en su última etapa, el fin del ocaso.
Es justo durante este preciso y corto momento que todas las sombras se agrandan
para despedirse del mar, el día y, sobre todo, del sol a quien pertenecen.
