En la actualidad es indispensable para nosotros como sociedad el uso de los aparatos electrónicos como los teléfonos móviles, cámaras, tabletas y consolas. Sin embargo, lo que muchos desconocemos es que dentro de estos aparatos hay unos minúsculos circuitos electrónicos que funcionan con un mineral que se llama coltán,  una mezcla de colombio y tantalio, cuya explotación da lugar a numerables conflictos políticos y violaciones de los derechos humanos de campesinos, desplazados de guerra, hombres, mujeres y niños.
Para extraer este mineral que se encuentra en el corazón de los aparatos electrónicos que usamos en nuestra cotidianidad, hay que ir a África, específicamente  a la República Democrática del Congo, milagro geológico lleno de minerales y devastado por la guerra. Un país donde la violencia se alimenta de la abundancia de materias primas, donde los mineros son custodiados por diferentes grupos armados y milicianos rebeldes, donde niños entre siete y diez años son enviados a los recovecos de las minas debido a sus diminutos cuerpos, donde miles de congoleños comerán, dormirán y vivirán de sol a sol durante los 365 días del año en el corazón de las minas de Coltán para que nosotros, los consumidores, utilicemos nuestros teléfonos, tabletas y consolas desde la comodidad de nuestros hogares.
Si bien estos aparatos llegan a nuestras manos gracias a las diferentes franquicias electrónicas que conocemos hoy día, hemos de suponer que son compradores de este mineral, sin embargo, la casa de artefactos electrónicos Faiphone, así como también las empresas Intel, HP y Phillips, afirman que su mercancía utiliza coltán y oro del Congo, pero aseguran que “en sus minas todos los trabajadores cobran un precio justo, no hay trabajo infantil y se cumple con los estándares de seguridad para la extracción del mineral”. Países como Ruanda y Uganda son los encargados de revender el mineral a las grandes compañías y de incitar a los distintos grupos armados a apresurar el trabajo en las minas, para que de esta manera los sacos de mineral lleguen puntuales al primer mundo.Ellos son, en primera instancia, los culpables de una guerra que no por olvidada es menos dramática.
Aunque ha salido a la luz el problema socioeconómico, medioambiental y político relacionado con la mala explotación y comercialización de esta materia prima, la crisis ligada a su extracción todavía continúa, las grandes corporaciones no permitirán que se vean afectadas sus ventas y su desarrollo económico cuando este es su objetivo principal. Ahora yo me pregunto:si todos los sacos de coltán llegan puntuales y económicos al primer mundo debido a la intervención de los grupos armados y a la semi-esclavitud que viven los congoleños ¿A qué empresa de artefactos electrónicos que emplee este mineral le conviene que la guerra termine?
Redacción: Alessandra Graciotti

Mineria Mortal
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