Me acerqué y seguía ahí, pero todo había cambiado. Vi la plaza, y cuando alcé la vista volví a verla. Vi infinitos destellos que me devolvieron la mirada. Vi la torre, y vi las calles. Vi la esquina donde antes hubo vida. Vi los bancos, vi la gente, y me di cuenta de que volvía a haberla. Vi a un tiempo el día y la noche, y vi como el espacio cambiaba. Vi las sombras proyectadas reflejándose en el suelo, y vi como a su vez éstas cubrían el cielo. Vi a los niños jugando, y vi madres y vi abuelos. Vi palomas posarse y vi gorriones volar. Vi caminos mezclarse, y como sus destinos se perdían a lo lejos, pero vi también como la plaza medía el paso del tiempo.
Vi como aquel reflejo suspendido nos hacía sentirnos en casa.
Proyecto en colaboración con Héctor Suárez y Pablo Castillo para Concéntrico 04
La propuesta se basa en un mecanismo suspendido por encima del plano del suelo, un dispositivo que le toma la medida a la plaza y la contempla a la vez que nos hace contemplarla a nosotros. Un reflejo cambiante según el punto de vista, que se muestra completo de lejos y fragmentado al acercarnos, que nos permite ver el suelo y el cielo a la vez, que da sombra y distribuye, pero sin tocar la plaza, respetando su naturaleza. Concebido en madera en forma de pequeñas piezas colgadas, cada una con un espejo en su base, y cuyo conjunto forma un entramado ligero que nos invite a cambiar la mirada. Un artefacto que devuelve la plaza a la gente.
Instalación de 1200 piezas de madera de eucalipto - Dimensiones: 200x50x18 mm - Superficie cubierta: 3000 m2 (15x20 m)
- Concéntrico 04 - Intervención en San Bartolomé: “Cartografría de una plaza” -
