CC_UA Proyecto de Grado_Flujos en el vacío_201801

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El agua, fluye y se mueve mientras se abre paso entre los materiales. Su forma y movimiento, e igualmente su quietud, depende de la materia sobre la que el agua se encuentra. La materia, es esta la que admite el vacío y quien permite contener al agua, la cual es al mismo tiempo, capaz de hacer evidente la forma del vacío mismo. La interacción con la superficie juega un papel importante con el agua, su disposición en el espacio admite la retención o el movimiento del agua, una leve pendiente significa una gran diferencia en la condición del líquido. Sin embargo, el que hace posible que el agua se mueva es el vacío, pues sin este, el agua no fluye ni se filtra. El vacío es entendido en la cultura oriental como un espacio generado entre la disposición de elementos que permite un intercambio de flujos en relación con el paso del tiempo. Entre los vacíos contenidos y los abiertos, entre el adentro y el afuera, se haya una continuidad, que no es evidente pero siempre es constante.
La ciudad se puede leer desde el vacío, y al igual que ocurre con el agua, aquí es donde suceden los movimientos, desplazamientos y estancamientos de actividad. Entre los vacíos de la ciudad de Bogotá se encuentran los cuerpos de agua, ríos, quebradas, lagos y humedales, que han jugado un papel muy importante en la conformación y trazado de la ciudad. A pesar de esto, en muchos casos el vacío que permanece de los cuerpos de agua no tiene relación con la ciudad ni con quienes la habitan. El agua pasa desapercibida y actúa como un límite. Esto se debe principalmente a que los desarrollos urbanos situados en los costados de estos vacíos, no permiten la continuidad entre un lado y el otro. Es posible aprovechar el espacio natural como medio que articula la ciudad y permite una tensión entre los costados opuestos del cuerpo de agua. El vacío urbano que se genera es capaz de potenciar las relaciones entre la ciudad, siempre y cuando ésta construya el paisaje de manera equilibrada e invite a los ciudadanos a apropiarse de estos espacios.
Los humedales, de gran relevancia en la estructura ecológica de Bogotá, son vacíos que rompen la continuidad de la ciudad. Por lo general el acceso a ellos no es fluido y se pierde la percepción de que ellos pertenecen a un sistema dentro de Bogotá. Aunque la dimensión de los humedales haya disminuido a través del tiempo, aún se conserva una considerable superficie de estos, que ha de ser protegida y apreciada por los habitantes de la ciudad. Gran parte de los humedales gozan de grandes extensiones de suelo vegetal e innundable, cuyos costados están conformados por edificios, cuya respuesta al entorno natural es de rechazo. Es de esta forma, que se conforman los límites y se niega la integridad entre lo urbano y el cuerpo de agua. Sin embargo, en algunos humedales se presenta una condición en la cual el cuerpo de agua se desvanece con la ciudad. Esto ocurre en los humedales Córdoba, Juan Amarillo, Jaboque, el Burro y Capellanía, los cuales, en ciertos sectores logran relacionarse verdaderamente con la ciudad; el vacío generado por el cuerpo de agua disminuye y permite que las relaciones entre los dos costados de ciudad que conforman el borde se puedan vincular. Sucede una dualidad entre lo natural y lo urbano, se puede afirmar que el humedal emerge tanto como desaparece entre la trama de la ciudad. Es en estos puntos donde es posible generar una continuidad perpendicular a ese vacío a través de la arquitectura. La fuerza del proyecto se concentra en ese punto, donde es posible generar una sutura con el poder de romper el límite y aprovechar el vacío como el espacio estructurador de la ciudad. La continuidad urbana no se genera de manera paralela al cuerpo de agua, sino de forma perpendicular.
La manera correcta de abordar el vacío por el que circula el agua es generar una relación entre los bordes que la conforman. Los flujos, tanto del agua como de la ciudad, convergen en ese punto y así la percepción hacia el humedal se incorpora a la ciudad de Bogotá.

OBJETIVOS

A escala urbana:
Generar continuidad en la ciudad al romper el límite que genera el vacío producido por los cuerpos de agua en Bogotá. Esto, logrado a través de una franja perpendicular que admite la permeabilidad y porosidad a lo largo de esta, hasta encontrarse con el humedal.

A nivel espacial:
Poner en evidencia la relación entre los vacíos al interior del edificio con el exterior. Esto, logrado a través del flujo del agua lluvia, cuyo movimiento y recorrido inicia dentro de lo más alto de los edificios hacia los espacios interiores de los mismos, de manera vertical, para después dirigirse al exterior y desembocar en el cuerpo de agua.

METODOLOGÍA

A través de una serie de actividades, enfocadas hacia una reflexión sobre el vestigio del agua en la ciudad de Bogotá, se llegó al tema del vacío. Éste, entendido como el medio que permite los flujos así como el que posibilita el generar relaciones espaciales entre la materia. Se han explorado las diferentes maneras en las que el vacío juega un papel relevante a nivel urbano y espacial, potenciado por el uso del agua para hacer evidente estas relaciones. Por medio de fotografías, dibujos y obras de arte, el tema del agua se transformó en un tema de llenos y vacíos, cuya relación admite o niega el movimiento y el reposo. Mediante la construcción de maquetas, se han llegado a establecer las estrategias arquitectónicas para generar un proyecto, capaz de generar una correspondencia entre los vacíos y los flujos, conducidos hacia la interacción de la ciudad con los cuerpos de agua.

Presentación del proyecto