Podría creer que era la única persona en kilómetros, parada junto a la carretera y los cañaduzales, con su maleta y su vestido elegante; depronto, la imagen lejana de un automóvil. Tal vez este sí pararía, levantó el brazo e hizo el gesto con el pulgar. Una expresión de súplica se dibujó en su rostro mientras veía el vehículo acercarse, hasta que se detuvo. Recostó sus brazos cruzados sobre el marco de la ventana y con apenas una sonrisa en sus labios agradeció el aventón. Un charco de sangre sobre la carretera donde había estado su maleta.

                                                                     Álvaro Márquez Arango

Modelo: Natalia Montero