El es Don Luis, tiene 63 años, es recolector y amante de los animales. “Yo soy de Boyacá, mi madre es Boyacense y mi padre es gringo, nunca lo conocí, no hizo falta porqué igual nací sin cuatro paredes” comentó. “Yo llegué por primera vez a Bogotá en el 68, a la edad de 13 años, con un tío el cual me dijo, en una esquina “espérame aquí”, ¡Todavía lo estoy esperando!”, dijo de forma sarcástica. “Por muchacho y penoso nunca busqué a mi familia, además sentí el abandono, es ahí, en ese momento, que decidí continuar en la calle, luchando y escondiéndome de quienes me querían lastimar” explicó Don Luis. “Pasados los años, me dediqué a la construcción, ya que unos obreros me ayudaban y luego pase a ser uno de ellos. Ya para el 80, me fui a Barranquilla, había más oportunidades de trabajar de ruso (obrero), y esa fue mi vida durante unos 20 años, porque al que trabajaba en construcción, tenía techo y papa segura” dijo mientras se tomaba su gaseosa.

     “Al regresar a Bogotá, ya no era el mismo de antes, es ahí donde te respondo la pregunta: ¿Por qué soy habitante de calle?, Porque soy mi propio jefe, si yo busco un trabajo al terminarse el contrato ¡Quedó de brazos cruzados! En cambio yo recojo mis cartones, papeles y demás, para ganarme unos cinco, quince mil pesos diarios, así alimento a mis dos perritos y a mí”, comentó de forma sabia. “Igual, cuando voy por la calle la gente me da comida y me dicen “¡Señor! Tenga este almuercito y tome dos mil pa´ la gaseosa”, algunas veces, la comida, es hasta nueva”, contó. “A estos amiguitos (mirando a sus perros), hay mucha gente que los lastima, y si supieran que las verdaderas bestias, son ellos, porque un perro es como un ser humano, sufre, siente y quiere” sentenció.

     “Soy feliz, me siento bien porque no me falta nada, igual como te dije, yo nací sin 4 paredes, al menos acá tengo un techo (el paso peatonal), desde hace 13 años llegué acá a Marsella, todo el mundo me conoce, los celadores y bicicletaxis me cuidan y me colaboran con cualquier ayuda, la gente de la zona me guarda los materiales reciclables, y aunque yo no tenga el mejor aspecto y no sepa leer, ni escribir, soy más culto que muchos” dijo con orgullo. “Cuando llueve, me arropo bien, porque los coches pasan y me mojan, además, el frío es severo”, para culminar la amena plática, dijo “Yo le aconsejo a los jóvenes, con mi experiencia, que en esta vida es como la lucha de Jesús y el diablo, y al igual que Jesús, hay que defenderse con patas y garras del diablo”.

A veces, uno puede aprender de quien menos lo espera.
l'amour passionné.
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