Un día en alguna parte del mundo, nació Internet. Esta nueva criatura supuso un avance a muchos niveles, pero también trajo peligros que no se habían conocido hasta ese momento.

Un día, cansado de que le ordeñasen, Internet vomitó. De esa masa informe salieron unas subriaturas llamadas Memes. Tenían forma humana, pero nadie podía asegurar que lo fueran. Esos cuatro pequeños Memes se repartieron la realidad.

El primero de ellos se llamaba Alba. Ella se quedó con el mundo digital. Se alimentaba de unos y ceros, pero, lo que es más importante, absorbía luces de neón y las notas de un saxo solitario. Ella no estaba muy a favor de las moléculas y las partículas y esas movidas que no le interesaban a nadie, así que su único propósito en la vida era digitalizarlo todo y convertirlo en retículas luminosas de morado y azul.

Después de Alba, vino PAT. Ella al instante saltó y se perdió entre las estrellas. Nadie supo más de ella hasta que un día apareció con una enorme flota de piratas espaciales. Alba le suponía una amenaza, ya que si acaparaba toda la realidad digital, que era el combustible de sus naves, no podrían volver al pillaje y la conquista de los planetas de toda la galaxia conocida y sin conocer. Cuando volvió a la tierra no quería dialogar, tenía un ejército de alienígenas locos y no iba a dudar en usarlos.

Cuando nacieron los cuatro memes, uno de ellos desapareció. Se llamaba Elena y se escabulló con la niebla.
No tardó en conquistar montes y ríos, en aprender el idioma de los árboles y encontrar a las criaturas que se escondían entre las cuevas. Su mundo era el oxígeno, el agua y la tierra, no podía permitir que una flota de piratas espaciales lo consumieran todo con su sed de sangre binaria. Elena aparecería con la lluvia en el campo de batalla y con un ejército nacido de las profundas raíces de la tierra destruiría a quien se atreviese a pisarla. 

Entre todo este caos se movía Cavernario, el cuarto Meme, el Meme del Apocalípsis. Viendo todo aquello llegó a la única conclusión de que solo la muerte de los cuatro Memes y su creador, Internet, podía devolver la paz a la Tierra. En seguida se dirigió a antiguas tierras de la URSS en busca de los silos de misiles soviéticos.
Tras el invierno nuclear todo volvería a ser como fue siempre, y esta vez sin los destructivos Memes.