Drawing for the collective show El Políptico de los Iluminados about El Bosco's work. Curated by Celsius Pictor for DIMAD at Matadero Madrid, 2016
EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS
Dibujo para la exposición colectiva homenaje a la obra de El Bosco, El Políptico de los Iluminados, comisariada por Celsius Pictor en la Central del diseño del Matadero, Madrid, 2016
Drawing for the collective show El Políptico de los Iluminados about El Bosco's work. Curated by Celsius Pictor for DIMAD at Matadero Madrid, 2016
Con este dibujo, participé en una exposición homenaje al Bosco con este dibujo, “El País de las últimas Cosas”
Aunque formalmente parece que no tiene nada que ver, he trabajado a partir del tríptico de El Jardín de las Delicias, reconstruyendo mi propia versión de un paraíso perdido. Es una visión postapocalíptica y distópica que toma como referentes la Torre de David de Caracas y Ponte Tower de Johannesburgo, y en general cualquier favela vertical, que representa, prácticamente en su estructura pero también en su evolución, al tríptico: paraíso, limbo, infierno (no necesariamente en este orden)
Me interesan de estas estructuras el desarrollo orgánico y la autogestión. Hay bastante documentación al respecto y unos cuantos documentales interesantes, os dejo uno: https://vimeo.com/ondemand/torredavid
Aunque formalmente parece que no tiene nada que ver, he trabajado a partir del tríptico de El Jardín de las Delicias, reconstruyendo mi propia versión de un paraíso perdido. Es una visión postapocalíptica y distópica que toma como referentes la Torre de David de Caracas y Ponte Tower de Johannesburgo, y en general cualquier favela vertical, que representa, prácticamente en su estructura pero también en su evolución, al tríptico: paraíso, limbo, infierno (no necesariamente en este orden)
Me interesan de estas estructuras el desarrollo orgánico y la autogestión. Hay bastante documentación al respecto y unos cuantos documentales interesantes, os dejo uno: https://vimeo.com/ondemand/torredavid
La intención inicial es que fuese un dibujo coral, que pasaran muchas cosas por todas partes -parece casi obligatorio si estás trabajando sobre la obra de El Bosco- pero el proceso de trabajo y los calores de agosto, fueron eliminando secundarios hasta que la protagonista se quedó sola.
Me acordé entonces de El País de las Últimas Cosas de Paul Auster, que me dio el último empujoncito que me faltaba para acabar el dibujo y la idea de introducir un carrito de la compra medio escondido (desde que leí ese libro me resulta imposible disociar el apocalipsis de los carritos, qué cosas). También le robé el título.
Me acordé entonces de El País de las Últimas Cosas de Paul Auster, que me dio el último empujoncito que me faltaba para acabar el dibujo y la idea de introducir un carrito de la compra medio escondido (desde que leí ese libro me resulta imposible disociar el apocalipsis de los carritos, qué cosas). También le robé el título.
“Éstas son las últimas cosas —escribía ella—. Desaparecen una a una y no vuelven nunca más. Puedo hablarte de las que yo he visto, de las que ya no existen; pero dudo que haya tiempo para ello. Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo. No espero que me entiendas. Tú no has visto nada de esto y, aunque lo intentaras, jamás podrías imaginártelo. Éstas son las últimas cosas. Una casa está aquí un día y al siguiente desaparece. Una calle, por la que uno caminaba ayer, hoy ya no está aquí. Incluso el clima cambia de forma continua: un día de sol, seguido de uno de lluvia; un día de nieve, luego uno de niebla; templado, después fresco; viento seguido de quietud; un rato de frío intenso y hoy, por ejemplo, en pleno invierno, una tarde de luz esplendorosa, tan cálida que no necesitas llevar más que un jersey”
