Guayaquil es sinónimo de muchas cosas: tráfico, calor, iguanas; pero sobre todo, del verde. Si se te iluminaron los ojos y tu corazón se movió un poquito, estamos hablando el mismo idioma. No sabemos cuándo nos lo presentaron, pero estamos felices de que haya llegado a nuestra vida. Hoy les voy a contar 12 señales que te dirán si eres un verde lover.

Bolón, tigrillo, tortilla, empanadas, cazuela, sango y más. Te encanta comértelo de cualquier forma, tamaño e incluso, de color. Bueno, nunca he visto un bolón azul, pero estoy segura que con la cantidad de noveleros en Guayaquil, se haría bastante famoso.

Bueno, de eso se trata ser un verde lover. Con queso, con chicharrón, con huevo, y más. Y ni hablar de las bebidas: con cafecito, jugo o una Coca-Cola. ¡No importa!, esa es la magia del verde.

No importa la cantidad de días, ni tampoco el lugar. Ningún sitio tiene un desayuno tan espectacular como el de nuestra tierra. Cuando estás en el avión de ida piensas que esos espectaculares pancakes de iHop cambiarán tu vida, pero nada se comparan al momento que te sirven un tigrillo calientito con muchísimo queso.

Llegas, tienes un montón de ropa sucia que lavar, y ropa limpia que guardar. Tu novio tienes ganas de verte, y tus amigos ya están organizando una salida. Pero, lo único que tú quieres es ir a comprarte un bolón, pero en el hueco que jamás te falla.

Encontrar plátano verde en Estados Unidos o Europa puede resultar complicado, todo depende de la ciudad y la zona. Un verde lover que se va, sabe que nada será igual. Por eso, bienvenida sea la maleta llena de chifles y llamar para pedir la receta del bolón.

Hace pocos meses, apareció en Facebook, una foto de una torta de verde. Sí, así como escuchas. Si ya la viste, sabes qué es lo que quieres para tu próximo cumpleaños. Y si no, pues te invito a que busques “Food Mood” y la encuentres.

Sí, me puedes organizar un picnic o mandarme un desayuno a mi casa. Pero, querido, no te compliques la vida, llámame temprano y dime: “Levántate, vístete y te llevo a comer bolón”.

El arroz con menestra es otro de los platos que estarán en nuestro corazón por siempre. Pero, díganme que si no le ponen una porción de patacones alado, no es tres mil veces mejor.

Obviamente, en el desayuno siempre es rico. Pero, una empanada de verde con guacamole en la playa durante al atardecer, tampoco está mal.

¿Pan?, ¿arroz?, ¿papa?, jamás. El verde siempre estará primero.

Waffles de verde, hamburguesa de patacón, sushi con verde por dentro. Las posibilidades son infinitas y todas suenan espectaculares.

George Bernard Shaw dijo: “No hay amor más sincero que el amor por la comida”, Pues, querido George, que en paz descanses, yo tengo otro mensaje para ti: te fuiste muy pronto y no conociste el amor al verde.