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Una mañana, puños y sudor.

Una mañana, puños y sudor.
 
A veces, pensamos que la única forma de canalizar el dolor es por medio de la agresividad, ya sea, hacia nosotros mismos o hacia otros. Cuando se siente dolor, nuestra mente se cierra, nuestras pupilas se dilatan y nuestra respiración aumenta. Es como si se tratara de un estado emocional más allá de la tristeza, de la angustia, de la soledad y ansiedad; el dolor, es más que vacío y resentimiento, es un estado inefable. 

Cuando miramos boxeo, pensamos en como irá a quedar uno de los dos personajes en el cuadrilátero, si noqueado o inconsciente por algún otro golpe fuerte. Lo que no se detalla (con frecuencia) es la mirada de éstos deportistas, qué nos dice, qué siente, qué está viviendo. La mayoría de ellos, suelen tener problemas en su entorno, problemas que les provoca dolor y que el remedio a esto es lanzando puños, con guantes y algo mas de protección.

Ellos, y no hablo de Floyd Mayweather, Manny Pacquiao o Saul Álvarez, hablo de los nuestros, de Yuberjen Martínez (Medalla de plata en los juegos Olímpicos de Río 2016); Ingrid Valencia (Medalla de bronce en los juegos Olímpicos de Río 2016); Ceiber Ávila, quien aún (después de los juegos Olímpicos) sigue en disputa por su medalla, ya que el Comité Olímpico Internacional encontró sustancias de doping en el Ruso Aloian; Ahora bien, mi protagonista: Andrés Mauricio García, conocido en el mundo de éste deporte como “Duncan García”; es el actual campeón Andino de boxeo y que muy pronto lo veremos haciendo parte de la nómina olímpica colombiana. 

El boxeo es uno de los deportes con menor apoyo en Colombia; es un deporte que salva personas, es agresivo, pero salva a quienes sienten dolor por su vida, quienes muchas veces se sienten marginados en esta sociedad con poca igualdad, quienes trabajan al sol y al agua, y en sus tiempos libres se dedican a entrenar porque es el único escape que tienen de una realidad monótona, sin sentido y con dolor.

Un boxeador colombiano se hace con "Berraquera", pasión y fuerza. Fuera de las dificultades que puedan presentar en su preparación física, hacen hasta lo imposible por mantener el peso de las diferentes categorías. Un boxeador colombiano es una "maquina" de admirar. 
Una mañana, puños y sudor.
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Una mañana, puños y sudor.

La mirada de un boxeador expresa su forma de vida, por lo que está pasando.

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