Sevilla/España/2008
La situación del solar en el límite oeste, entre la ciudad construida y el territorio, configuran una pieza de borde urbano que responde de manera distinta a las evidentes diferencias en las condiciones del entorno. La orientación del edificio apoya la idea de contraste entre el exterior cerrado y masivo, orientado hacia el Norte, y el interior, quebrado y abierto, hacia el Sur y los jardines. Las viviendas participan de esta doble orientación, con los dormitorios hacia la calley las
estancias de día hacia el espacio interior ajardinado. La banda de servicios ocupa una posición central, actuando de filtro entre las dos zonas.
Exteriormente, el edificio presenta una configuración cerrada, opaca, buscando una adecuada y discreta integración en el entorno. Las fachadas exteriores siguen las alineaciones normativas y se configuran a partir de la elaboración del hueco y su repetición seriada. Rompen la monotonía los sistemas de contraventana de protección acústica y lumínica, dotando a la fachada de movimiento. En los puntos de contacto entre la edificación y el jardín, en los laterales del solar, se sitúan los porches de acceso, que comunican la vía pública con el espacio interior ajardinado. Este espacio, zona de acceso, encuentro y relación, crea una secuencia entre el espacio público y el privado. Sobre el espacio interior, la edificación se caracteriza por una serie de paños quebrados en dos planos. Las distintas directrices de la fachada y las posiciones variables de las celosías de lamas y contraventanas, dotan a la fachada de un segundo orden de movimiento, a la vez que un aspecto cambiante a lo largo del día. La configuración del edificio favorece un buen comportamiento térmico: la fachada norte, cerrada y masiva, aísla del ruido ambiental y aporta inercia térmica, mientras que, hacia el Sur, las lamas, contraventanas, losas, barandillas y el arbolado de hoja caduca, permiten el soleamiento de las viviendas en invierno, mientras que en verano, lo suavizan.
La situación del solar en el límite oeste, entre la ciudad construida y el territorio, configuran una pieza de borde urbano que responde de manera distinta a las evidentes diferencias en las condiciones del entorno. La orientación del edificio apoya la idea de contraste entre el exterior cerrado y masivo, orientado hacia el Norte, y el interior, quebrado y abierto, hacia el Sur y los jardines. Las viviendas participan de esta doble orientación, con los dormitorios hacia la calley las
estancias de día hacia el espacio interior ajardinado. La banda de servicios ocupa una posición central, actuando de filtro entre las dos zonas.
Exteriormente, el edificio presenta una configuración cerrada, opaca, buscando una adecuada y discreta integración en el entorno. Las fachadas exteriores siguen las alineaciones normativas y se configuran a partir de la elaboración del hueco y su repetición seriada. Rompen la monotonía los sistemas de contraventana de protección acústica y lumínica, dotando a la fachada de movimiento. En los puntos de contacto entre la edificación y el jardín, en los laterales del solar, se sitúan los porches de acceso, que comunican la vía pública con el espacio interior ajardinado. Este espacio, zona de acceso, encuentro y relación, crea una secuencia entre el espacio público y el privado. Sobre el espacio interior, la edificación se caracteriza por una serie de paños quebrados en dos planos. Las distintas directrices de la fachada y las posiciones variables de las celosías de lamas y contraventanas, dotan a la fachada de un segundo orden de movimiento, a la vez que un aspecto cambiante a lo largo del día. La configuración del edificio favorece un buen comportamiento térmico: la fachada norte, cerrada y masiva, aísla del ruido ambiental y aporta inercia térmica, mientras que, hacia el Sur, las lamas, contraventanas, losas, barandillas y el arbolado de hoja caduca, permiten el soleamiento de las viviendas en invierno, mientras que en verano, lo suavizan.
