Con el objetivo de expresar gráficamente el concepto de la Individualidad, se apela a las figuras retóricas de la antítesis y la metáfora. Se contraponen en la pieza visual dos conceptos contrarios, expresados metafóricamente, para que ése choque conceptual potencie el mensaje.

Por un lado, se crea un mundo (o un mar) compuesto por un cardumen de peces, todos iguales entre sí, y todos dentro de la misma gama de colores azules y celestes. Representan al sistema en el que vivimos, una sociedad reprimida, monótona, vacía, que ha tenido que acomodarse y amoldarse para tener un sustento económico.  Ésta imagen se contrapone con la de un pez, que logra salir, escaparse, despegar. Que escucha sus propias individualidades y busca expresarlas. Posee colores brillantes, rojos y naranjas, y morfológicamente es similar a la imagen de un cohete. Así se continúa con la analogía del  mundo – cardumen, éste pez que busca ser libre se muestra como una nave que logra despegar, esquivando obstáculos (nubes), y convenciones sociales, para explorar el universo y formar así su propio camino.

Este lenguaje más humano y cálido, nos conecta con el espíritu musical de Lisandro Aristimuño, conocido por sus canciones frescas, emotivas y poéticas. Un trabajo creativo e introspectivo, de experimentación y búsqueda.