Domela propone otra pureza del arte, otra dimensión “espiritual” basada no en el encogimiento y la reducción de todas las formas a la ortogonalidad (cuadrado, plano, línea, recta, etc.), sino en una ampliación formal mediante la aportación de elementos heterogéneos y el uso de todas las posibilidades de la geometría. En resumen, se trata no de una contracción mediante la geometría abstracta, sino de una expansión a partir de la misma. Domela busca estructuras formales que, independientemente de su origen (natural o artificial), puedan evocar algo más grande e intenso que el mundo material visible y que el propio cuadro.
