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Libro Album - Cuento ilustrado

El Espatimeltus Caprese
y las siete señales
Por Javiera Gutierrez

Según los investigadores, las señales del Espatimeltus Caprese para encontrar pareja son siete: levanta los ojos en el aire; echa humo de colores por la boca; se rasca la panza; despliega tres aletas en la espalda; salta hacia adelante y hacia atrás; se pinta la cara con barro y canta con voz aguda una antigua canción pirata.
 
Dicen los científicos que al instante aparece una Espatimeltus Caprese de color anaranjado, con una aleta dorada en el cuello y un penacho violeta sobre la cabeza. Alargando el cuello, danza en círculo como señal de aceptación.

El Espatimeltus Caprese había memorizado las instrucciones hasta repetirlas sin respirar. Sabía lo que pasaba después. No podía equivocarse.
En el medio del bosque, cerca del pantano, se plantó y repitió: “Levanta los ojos en el aire”. Y los levantó. “Echa humo de colores por la espalda”.
Lo echó. “Se rasca hacia atrás y hacia adelante”. Se rascó. “Despliega tres aletas en la cara”. Las desplegó. “Salta con la panza”. Saltó. “Se pinta la
boca con barro”. Se la pintó. “Canta con voz de pirata una antigua canción”.

Cantó. Las hojas temblaron, las mariposas se estremecieron. Y nada.

Empezó otra vez: “Levanta los ojos en el aire”. Los levantó. “Echa humo de colores por la panza”. Lo echó. “Se pinta la espalda con barro”. Se la pintó. “Se rasca la cara”. Se la rascó. “Despliega tres aletas hacia delante y hacia atrás”. Las desplegó. “Salta con la boca”. Saltó. “Canta con voz antigua una canción aguda”. Cantó. Las hojas temblaron, las mariposas cerraron las alas, cayeron unas gotas de lluvia. Y nada.

El Espatimeltus Caprese lloró, y mientras lloraba repetía: “Echa humode colores por los ojos”, “despliega tres aletas de barro”, “se rasca la voz”,
“canta con la espalda…” Así se fue quedando dormido. 

Nadie sabe cuánto tiempo pasó.
Lo despertó algo que le hacía cosquillas en la frente. Una tortuga común lo abanicaba con un ramo de flores de lavanda. Había salido el sol. El
cuello de la tortuga lanzaba destellos dorados.
Fue amor a primera vista. No necesitaron más nada.
 
Juntos, cantaron canciones nuevas. Se embarraron todo el cuerpo y nadaron en el pantano. Saltaron y se rascaron. Tuvieron seis hijos anaranjados (y los científicos todavía no se enteraron).
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Trabajo ralizado para la cátedra Roldán de la materia ilustración, de la FADU, UBA. Las ilustraciones fueron realizadas digitalmente. El trabajo Read More

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