El proyecto nace para complementar el negocio del bowling con sus maquinas deportivas y recreativas con un restaurante. Dada la ubicación del centro en Morarira, una pequeña poblacion de la costa con una colonia importante de jubilados extrangeros, y contando que el bowling está en un centro comercial sin restauración, se optó por ofrecer un servicio complementario al ocio dándole un caracter menos infantil.

El resultado es una restaurante muy expresivo en el que se han enfatizado los valores inherentes al local de partida, suelo de hormigón fratasado y estructura prefabricada de hormigón complementándolos con un toque empático y acogedor con historia: pistas de bowling originales de madera maciza recicladas. Con este material se ha resuelto gran parte de los elementos del restaurante: el banco corrido con sus techo, la gran mesa central, la barra del bar y un mueble de servicio de camareros.

Para el resto de los elementos se ha tenido en cuenta que fueran originales con un valor de autenticidad y austeridad para que no resaltaran por encima de la madera y el hormigón. Para resolver el revestimiento de la barra y la contrabarra se ha utilizado Tecnocemento por su semejanza al hormigón fratasado y para mantener la unidad matérica del espacio. Como silla se ha elegido la silla green diseñada por Mariscal que es 100% reciclable y con una carcasa de plastico reciclado. En la instalación electrica destaca su simplicidad y austeridad con conductos vistos y lamparas de bajo consumo sin tulipas ni adornos adicionales.