Cuando recibí la convocatoria para diseñar el cartel del Festival de Cine Europeo de Bogotá, tenía el ánimo revuelto y fui al cine para refrescar las ideas. En el autobús vi a un señor resolviendo un sudoku y pensé que a veces, lo único que necesitamos es algo simple para transformar nuestras emociones.

La propuesta compitió con otros 870 carteles y se convirtió en la imagen oficial del certamen aquel año. Fue una gran satisfacción, porque lo que hice fue dejarme llevar por algo tan sencillo como dibujar en una servilleta, una sopa de letras con las emociones y sentimientos que genera una buena película. Porque para mi el cine es mucho más que un pasatiempo.

Carlos Sánchez
Director creativo de Mi amigo Kruger