Viajar promete una transformación, sin lugar a dudas. 

 

Sin embargo, hay viajes que te permiten una transformación única. En Venezuela, ir a la Gran Sabana es una oportunidad única para eso: la energía infinita no tiene comparación. Los colores, los cielos, el silencio, el aire puro... es un encuentro con nuestras raíces naturales. O bueno, así lo sentí yo. 

 

El Roraima: esa excursión que haces en pocos días, pero que te transforma por siempre. Cada paso es un aprendizaje, cada silencio es un agradecimiento que la naturaleza nos da. Es el respeto que le debemos y que no muy a menudo le ofrecemos. 

 

Si hay algún lugar en el que quisiera vivir una temporada de mi vida, sin duda, es La Gran Sabana. Y todo este sueño está en mi país: Venezuela.