O apartamento de 50 m² reformado para uma jovem arquiteta e sua filha pequena, foi desenvolvido a partir da demolição de praticamente todas as divisórias existentes, a fim de se criar um ambiente mais amplo e versátil. Como a necessidade da cliente era de muitos compartimentos para armazenamento, foi criado todo um plano de mobiliário sobre um lado do apartamento, que vai desde o quarto do bebê até o estar social. Como elemento principal do desenho de mobiliário usou-se as linhas verticais, o que fica bastante explícito na solução da estação de trabalho da cliente. Estas linhas também acabam se evidenciando em diversos outros pontos do mobiliário. A marcenaria, ao mesmo tempo que caracteriza cada ambiente, deixa o apartamento bastante fluido, assim o usuário o percebe todo de uma vez, captando a unidade mas compreendendo os diferentes ambientes e suas exigências de privacidade. Por conta da grande necessidade de espaço no mobiliário, foi criado um armário embutido na curva que regulariza a forma e ainda funciona como um grande painel de madeira - o que ambienta o hall de entrada.
As cores e acabamentos utilizados foram escolhidos para que se alcançasse um ambiente leve, acolhedor e feminino. A área social teve bastante destaque por poder ser utilizada de diferentes formas, tanto para receber amigos, clientes ou para que a criança possa brincar. Ademais, esta área é privilegiada pela vista do rio Guaíba e ainda tem uma ótima orientação solar.
[español]
La vivienda que posee 50 m² fue pensada para una joven arquitecta con una hija bebé, el desarrollo partió de la demolición de prácticamente todas las particiones existentes, para criar un ambiente más amplio y versátil. Como la necesidad de la cliente era de muchos compartimentos para almacenamiento, fue creado todo un plano de mobiliario a un lado de la vivienda, que va desde la habitación de la niña hasta el salón. Como elemento principal del diseño del mobiliario se usó las líneas verticales, esta solución surgió como un recurso para dominar la curva que aparece en planta baja, y que surge bastante explícito en la solución de la área de la oficina de la cliente. Estas líneas también se evidencian en muchos otros puntos del mobiliario. Además, como lenguaje, se utilizó siempre un pórtico con acabamiento en madera, con el mobiliario reculado encajado dentro de este. La marcenaría, al mismo tiempo que demarca cada ambiente, deja la vivienda bastante fluida, así el usuario lo percibe todo de una sola vez, captando la unidad pero comprendiendo los distintos ambientes y sus exigencias de privacidad.
Los colores y acabamientos utilizados fueran elegidos para que se alcanzase un ambiente leve, acogedor y femenino. La área social tuve bastante destaque, por poder ser utilizada de diferentes formas, tanto para recibir amigos, clientes o para que la niña pueda poner sus juguetes y aprovechar el salón que es privilegiado por la vista del río Guaíba y aun tiene una óptima orientación solar. Además, por ser una mujer (que generalmente necesita de más espacio para ropas y zapatos), fue creado un armario embutido en la curva, que regulariza la forma, al mismo tiempo en que genera bastante espacio de almacenamiento e aun funciona como un gran painel de madera, lo que ambienta el hall de entrada.
