Después de haber observado la realidad de los habitantes de la calle y sus particularidades y de haberlos entrevistado, nos dimos cuenta de que la solución a tal situación no debe ser propuesta como resguardos en el espacio público ideados por diseñadores y arquitectos, sino por el Estado, ya que el desplazamiento y la indigencia se derivan de la violencia y la desigualdad socioeconómica en el país.Por consiguiente, generamos una propuesta crítica donde se concientice a la población de las condiciones en que viven los habitantes de la calle y su calidad de vida, para generar reflexiones que conduzcan a un cambio positivo de la actitud de la gente ante estas personas que forman parte activa de nuestra sociedad, y así proponer una nueva mirada, desde la cual los habitantes de la calle no sean ajenos al resto de la población, sino que se genere una convivencia sana que se construya a partir de la relaciones, de las maneras de ser y de permitir ser a las distintas subjetividades, entendidas éstas, desde la posibilidad individual de expresarse, de comunicar inquietudes, de participar directamente en las decisiones políticas, de exigir derechos y procesar los deberes.

La propuesta consiste en un evento que propicia situaciones híbridas que generan cultura urbana, pero principalmente generar un espacio de creatividad para reflexionar sobre el convivir en la ciudad. Ya que el evento se sitúa en el espacio público, éste se ofrece de manera real, como algo vivido. No se trata de la simple ocupación del espacio, sino de la creación de un conjunto de relaciones, donde los intervinientes construyen permanentemente cultura ciudadana a medida que van explorando la instalación.

Ciudad Invisible fue diseñada para lugares públicos de Bogotá que permanecen bajo vigilancia como plazoletas universitarias, parques, alamedas, etc.