El proyecto surge a partir de una crítica a los ambientes creados por la tecnología digital dentro de la ciudad, y al colapso de la posibilidad de crear un mismo lenguaje entre lo natural y lo digital.
Grass intenta alejarse del paradigma perceptible al que crece acostumbrado el hombre, pero evita el uso de procesos tecnológicos, funcionando pasivamente, donde la naturaleza adquiere propiedades “digitales” por medio de la iluminación. Interactúa con el usuario y su entorno de manera análoga y simple, sugiriendo un tipo de artificialidad natural.
Compuesto de hebras de pasto artificial flexibles de material reflectivo que reaccionan fácilmente al viento, Grass refleja a largas distancias la existencia de áreas abandonadas, espacios donde hace falta área verde, o sobre cualquier superficie que cuente con el potencial de transmitir el dialogo entre naturaleza y tecnología fundando tensión entre estas.
