Cada día paso por la Plaça de la Vila de Gràcia de vuelta del trabajo, y antes de entrar en casa, suelo sentarme en uno de sus bancos, a tomar el Sol y meditar un poco.

Abajo de la torre del reloj hay una fuente con dos cabezas esculpidas en piedra (alguien con un rotulador les llamó "Carmen" y "Emilio") de cuyas bocas sale un pequeño chorro de agua.

La Festa de Gràcia celebrada cada agosto es un momento donde el barrio se luce, els gegants hacen temblar sus calles, el drac riega de fuego las almas, els trabucaires ahuyentan a las gaviotas, els castellers peinan el cielo... y la fuente de la Torre de la Vila se desborda creando el nacimiento de un río infinito.

Esta fue mi participación para el concurso del cartel de las fiestas de 2015. El podium y el premio se lo llevaron tres chicas cuyos carteles bien lo merecían. Yo gané la experiencia, que fue muy tierna y valiosa.