LA CUCARACHITA MARTINA
Un día, la cucarachita Martina, estaba barriendo su casa y, de repente, se encontró una moneda y se preguntó: ¿Qué me compraré? ¿Qué me compraré?
Y se compró un lacito para la cabeza. Entonces, de repente, pasa el gallo
-Martina, ¡qué linda estás!
-Como no soy bonita, te lo agradezco más.
-¿Te quieres casar conmigo?
-¿Y tú qué haces de noche?
Entonces el gallo con todas sus fuerzas hizo: Quiquiriquí –No, que me asustarás.
Luego apareció el sapo.
-Cucarachita Martina, ¡qué linda estás!
-Como no soy bonita te lo agradezco más.
El sapo le pidió que se casara con él. Al preguntarle que hacía de noche el sapo empezó a croar:
-croac, croac, croac. Después apareció el ratoncito Pérez.
-Cucarachita Martina, ¡qué linda estás hoy!
-Como no soy bonita te lo agradezco más.
-¿Te quieres casar conmigo?
-Dime primero qué haces de noche.
-Dormir y callar. Cucarachita Martina se puso muy contenta y aceptó.
Eran muy felices, pero ocurrió que un día el ratoncito Pérez enfermó y Martina le preparaba una deliciosa sopa de cebollas pero tenía que ir a la farmacia por medicinas. Antes le dijo a Pérez:
-No te acerques a la olla, espera a que yo llegue.
Pero el ratoncito Peréz no le hizo caso a la Cucarachita Martina y se fue hasta la olla. Allí vio una hermosa y grán cebolla flotando, se inclinó para cogerla, pero se inclinó tanto que se cayó dentro.
Cuando la cucarachita Martina llegó a la casa. Sacó al ratoncito Peréz de la olla que tenía la cola quemada y enseguida le cantó esta canción:
"El ratoncito Peréz se cayo en la olla por la golosina de la cebolla”.