Cliente: Covinca, 2011
Cuando Torrelongares confió en nosotros para rediseñar su marca, y nos permitió maridar sus vinos con la literatura, poniendo microrrelatos en sus etiquetas, en seguida supimos el adjetivo que debía definir su identidad: la elegancia. Porque, ¿qué hay más elegante que acompañar la lectura con un buena copa de vino?
A partir de ahí, defininos la “copa-pluma”; un objeto imposible, un juego positivo-negativo que vertebra toda la campaña y reproduce la débil frontera entre vino y tinta. Un símbolo directo, eficaz y sobre todo, elegante.
*Ganador Premio Internacional Anuaria 2012 mejor logotipo